jueves, 10 de septiembre de 2020

TEORÍA DEL BUEN PENSAR

 

TEORIA DEL BUEN PENSAR.

Según Kelsen, ante la pregunta de Pilato, ¿Qué es la verdad?, Cristo calló. Y ante ese silencio, Kelsen se autorizó para elaborar una “Teoría pura del Derecho”, sin ubicarse en la realidad: ¿Cómo podría Cristo enseñar lo que es la verdad, a un servil funcionario del imperio romano, sin más inteligencia que atinar a quién debía adular para conseguir el cargo de gobernador y por ende, la verdad le interesa un ardite?

¿Acaso Cristo, no sabía que Pilato fue puesto ahí, por el poder político, para juzgarlo y condenarlo a  muerte, en un juicio sumario, por lo que -para el romano- la verdad no cuenta?

¿Acaso Kelsen no sabía que Cristo guardó silencio ante los sacerdotes de su propio pueblo, porque los judíos se habían sometido al yugo romano, por miedo a ser despojados de sus influencias, por lo que –con ese fin- pervertían la verdad en todos sus actos?  

Cristo sabía que los judíos querían su muerte, para que ese sacrificio los libre de las represalias romanas, que se estaba dando contra los hebreos que sí luchaban contra una verdad incontrastable: No eran libres.

Cristo vino para sacar a luz la verdad y se cumplan las escrituras, sin que falte una coma. Por eso era inútil intentar enseñarle al romano el buen pensar. No podía perder tiempo echándole perlas a los chanchos, o el pan de los hijos a unos perros, pues así está escrito: “Cállate junto al Señor y espéralo, y no te indignes por el aprovechador, por el que vive intrigando, para dañar al pobre y al débil[1]”.

Si analizamos bien la Biblia -y no  con los ojos de Satanás- comprenderíamos bien por qué Jesús no le dio ninguna respuesta a Pilato. Si antes, cuando los jefes de su propio pueblo, los sacerdotes y los maestros de la ley, le dijeron: “Dinos si eres el Cristo”, y Jesús de Nazaret les respondió contundentemente[2]: “Si se lo digo, ustedes no me creerán, y si les pregunto algo, ustedes no me van a contestar”. Entonces podemos inferir que a los ignorantes y a los necios, no se les atiende sino que se les ignora, como decían los antiguos “castígalo con el látigo de tu desprecio”

¿Quién, en esta época puede enseñarle al palurdo Trump, o al cacique Vizcarra, dueños de un conocimiento político deplorable, cuál es la jerarquía del pensamiento? Como dice la palabra divina, “aunque molieras en un mortero al insensato, no le sacarías su estupidez[3].

Jesús, pues, se abstuvo de dar respuesta a la pregunta de un necio, y ese silencio no autoriza a cualquier insensato, que monte una teoría a partir de ese hecho falso, esto es, afirmar que Cristo no sabía qué responder ante la pregunta de Pilato.

No es que a Cristo le importaba un bledo que digan lo que digan, sino que el más justo de todos los hombres, que tiene la verdad como cinturón, no podía, de  ninguna manera, responder en público a la pregunta de Pilato, si él enseñaba que “si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado[4]”, de lo que podemos inferir que, el prudente Jesús de Nazaret, tenía que callar, obligado por sus propias enseñanzas.

Cristo no podía cambiar sus buenos modales, por criterios ajenos. Si para el mundo, el fin justifica los medios, para Cristo, los medios califican el fin. Si el fin era matarlo, entonces el fin era malo. Del árbol malo salen frutos malos. Contestarle a Pilato, quien aceptó el simulacro de juicio, para matarlo, indudablemente Pilato era un gobernante que prefería ser halagado por los hombres, lo que lo descalificaría en cuanto al fin.

Demostrar al romano, que la verdad es que Dios creó al hombre para que viva en paz, con libertad y voluntad, sería darle a Pilato un motivo más para acallar su conciencia y justificar su decisión de matar al hombre, que es hijo de Dios, que vino a mundo para quitarnos la venda de los ojos, para que veamos que Dios existe, que aunque no lo veamos en físico, lo conozcamos por sus obras y a través de Cristo veamos su luz, sería darle en la yema del gusto y gozar del aplauso de los judíos: Lo condena a muerte, por decir que es hijo de Dios, insultando al César y blasfemando contra el dios de los judíos.

Emitir una cátedra sobre lo que es la verdad, como haría cualquier aldeano, lleno de vanidad, en busca de aplauso popular, negaría la esencia de su misión: Que él es la imagen y semejanza de Dios, quien se muestra humilde y sencillo, y no haciéndose preceder con los aspavientos que provoca un terremoto o una tempestad. Hacerlo de esa manera, sería mirar con ojos orgullosos, mostrarse altanero, lo que destruiría su propia divinidad. Y la divinidad no es servirse de los demás, para halagar su propia vanidad. La divinidad consiste en  buscar al prójimo comprenderlo y ponerse a su servicio, para guiarlo en el camino de la vida, aconsejarlo hasta que alcance su propia entelequia como criatura creada por Dios, y ayudarlo para que se realicen sus proyectos en su afán por satisfacer sus necesidades.

Igual, el buen pensar no consiste en valerse del verbo, para subyugar o engañar al prójimo, para servirse de todos, en la satisfacción egoísta de su propio ego, sino en discernir entre lo bueno y lo malo, para ayudar a los demás al logro de sus fines, siempre que tales fines sean buenos para los demás. Esto es, sin envidia, sin avaricia. ni codicia.

Ahora sabemos y en ese saber, comprendemos por qué calló Cristo ante un Pilato preguntón. Y es que en el buen pensar existe una jerarquía de menos a más.

En la jerarquía del buen pensar la base es el conocimiento vulgar o popular,  encima está el conocimiento tecnológico, sobre éste se edifica el conocimiento científico, más arriba se construye el conocimiento filosófico y en la cumbre, está la fe, que completa el conocimiento y el entendimiento de todo, sea visible o invisible, por lo que no necesita explicación, ni aclaración.

EL CONOCIMIENTO VULGAR

El conocimiento vulgar es una circunstancia de hecho, que deriva de la naturaleza de la persona humana y por ende, no se aprende, se posee desde antes del nacimiento. Es el conocimiento que poseemos todos los que tenemos sanos los cinco sentidos, sin requerir cualidades especiales, ni pertenecer a determinada clase social, tener o no tener estudios, ser rico o ser pobre. No está sujeto a la ley de la oferta y la demanda.

El conocimiento vulgar se adquiere a partir de la concepción (la memoria viaja en los genes- y termina, cuando muere la persona, (ya no existe). El conocimiento vulgar se transmite por herencia -en los genes viaja la memoria, de generación en generación- y eso explica las tradiciones, el folklore, el inconsciente colectivo, que diferencia a unas organizaciones sociales de otras. Fluye en el diario vivir y como dice el vulgo: se incrementa en la “Universidad de la vida”. Y se pone en práctica en las comunicaciones coloquiales, que es el terreno propicio para el desarrollo del orden social.   

El conocimiento vulgar tampoco tiene vinculación con la sabiduría o la inteligencia pues, como criaturas de Dios, todos tenemos ese tipo de conocimiento elemental, que es distinto al conocimiento científico, pues la ciencia exige que el conocimiento y el entendimiento se sometan a un orden, que se logra sacrificándose ante las exigencias de la disciplina, que el vulgo no tiene.

Cuando afirmamos que el conocimiento vulgar es propio de la naturaleza del hombre que tiene sanos los cinco sentidos, es fácil advertir que no incluimos a quienes tienen limitados algunos de sus sentidos, y como consecuencia, están limitados sus receptores o emisores biológicos de conocimientos, como por ejemplo, los mudos, porque no pueden emitir palabras que sean fácilmente entendibles por el receptor (no pasa lo mismo con los mensajes escritos).

Igual le sucede a los sordos, que no pueden percibir determinados sonidos y por ende no pueden conocer el gorjeo de las aves, ni el sonido del aire, las olas del mar o determinadas melodías, lo que hace imposible que adquieran conocimientos en esos temas, lo que les impide manifestar sus experiencias en esas materias; y tampoco entran en la relación los que tienen problemas cognitivos, como los imbéciles, los estúpidos o los idiotas, que son los tres niveles de fallas en la comprensión del mundo exterior.

Uno de los mayores problemas de las personas con conocimiento vulgar es que se “zampan” (no existe otra palabra más idónea) sin ningún temor, donde los sabios tienen temor de ingresar. Así por ejemplo, hablan de Dios, pero jamás han leído ni siquiera la carátula de una Biblia, no saben cuál es la diferencia entre una Santa Biblia, una Sagrada Biblia y una Biblia. Percibieron una enseñanza sesgada de las Santas Escrituras, pero igual, pontifican sobre la fe y sobre Dios, auto referenciándose con autoridad superior a la de un obispo.

En el Perú, tenemos un promedio aproximado al treinta por ciento de personas con problemas de cognición, que se hacen llamar “mil oficios”. No saben nada de carpintería, pero como han visto laborar a un carpintero, creen que el oficio es fácil y así, clavan los tornillos a martillazos, en lugar de introducirlos con atornillador, herramienta que conocen como “desarmador”, sin entender que es el martillo la herramienta con la cual “desarman” un mueble en el que “clavaron” el tornillo.

Un ejemplo, en el otro extremo al de los “mil oficios”, tenemos a los “avivatos”, los haraganes que buscan la manera de vivir sin trabajar. La mayoría de gente de conocimiento vulgar, percibe que los políticos ganan buenos sueldos del Estado y como ven la cosa fácil, se “zampan” en política, a sabiendas que jamás han estudiado ese tema y creen que se aprende por casualidad, “a martillazos”, por simple contacto con alguna persona que tiene práctica en ese ambiente. Alejandro Toledo Manrique, un absoluto ignorante en política, afirmaba que gobernar era “papayita”, pero después, cuando comprobó que era un arte, reservado para gente excelente, se dedicó a lo que mejor sabe hacer el que se mete a grandes trancos donde los sabios temen ingresar: Robar.

Todos los políticos bisoños terminan por robar el dinero del erario y mentir cínicamente, buscando a quién echarle la culpa de sus latrocinios. Carentes de capacidad política para gobernar, aducen que sus virtudes son las que decidieron su elección y como la manipulación de la propaganda sobre las mentes sugestionables fue lo que produjo el resultado, se consideran dueños del Estado, al que conducen como si fuera su chacra, de la cual obtienen todo lo necesario para satisfacer sus necesidades lucrativas y las crematísticas de sus familiares, prosélitos y colaboradores.

No han leído a Platón, Aristóteles, Macchiavello, Rousseau, Marx, Russell, y otras mentes brillantes de la política, por lo que tienen un léxico paupérrimo, pero sus bolsillos son amplios y rebosantes del dinero que los ricos aportan para los pobres y que se quedan entre las manos de estos oportunistas, como se demostró durante las desgracias que ha sufrido el país: Terremotos, inundaciones, plagas y pandemias.

Estos politicastros nunca llegan a entender que la demagogia es la corrupción de la democracia –pero ella es el fundamento de su actividad- y no conciben que con la demagogia se destruye el orden público y social, pero viven en esa corrupción con la misma irresponsabilidad de cualquier avezado delincuente, de tal manera que se hacen cómplices del tinterillaje, porque muchos de esos seres vulgares y además bajos y viles, llegan al Congreso, aprueban leyes que corroen el orden público y las buenas costumbres, recomiendan rábulas para que ejerzan como fiscales o jueces, sin saber que corrompen el derecho y la justicia, lo que en lugar de ordenar las relaciones interpersonales, las relaciones de la persona con el Estado y del Estado con el orden social, fomenta el caos.

El efecto es el desorden jurídico en que vivimos los peruanos, donde el que tiene influencias goza de todos los beneficios y el pobre, está aquí, pero no existe en el mundo del derecho ni de la justicia.

El conocimiento vulgar tiene como expresión material lo trivial, en todo orden de cosas. Para el conocimiento vulgar es imposible distinguir lo útil de lo inútil, ni ambos conceptos de lo que es dañino y por eso la persona vulgar obra sin pensar, pero con la ilusión íntima de que está pensando o haciendo bien las cosas.

Sin embargo hace lo que le da su capricho o dice lo que se le viene a la cabeza sin ningún filtro mental y en muchos casos, obra sin que funcionen los controles mentales, porque sus fines justifican todos los medios.

Generalmente no sabe cuáles son los fines perseguidos y por eso no repara en cuáles son los valores preferidos. Después de obrar –cuando el hecho está consumado- recién buscan alguna forma cómo justificar sus reacciones arbitrarias o resoluciones carentes de objetividad y razonabilidad.

El conocimiento vulgar relaciona un conjunto de conocimientos desordenados y generados en forma espontánea, a partir de la experiencia personal o de influencias de su entorno, lo que trae como resultado estándares de vida, que no están ajustados necesariamente o en forma comprobada, con algún tipo de orden social u orden público. En la Pandemia, salió a relucir este tipo de conocimiento, por lo que la población pudo observar, como en un mal espejo, la cultura que hemos creado, por años de indiferencia, ante tan triste realidad.

Realidad que hace años José Ortega y Gasset en la “Rebelión de las masas”, describe muy bien los efectos perniciosos, que causa el conocimiento vulgar en el seno de la sociedad, narrando, reflexivamente, que la masa destruye aquello que le es útil. Otro pensador, José Ingenieros en “El hombre mediocre”, nos muestra cómo el conocimiento vulgar opera en perjuicio de la civilización, afirmando que “nadie piensa donde todos tragan”, y para no ser abundoso, cito a Cervantes quien en el “Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha”, nos muestra al pícnico Sancho Panza, haciendo gala de su conocimiento vulgar, repartiendo refranes a diestra y siniestra, como aquel que dice: “hacer bien a villanos, es echar sal en el mar” o este otro: “Más vale un toma, que dos te daré”, que en época de la Pandemia, significó, más vale un bono de trescientos sesenta soles, que dos “dignidad” te daré, y que podemos comparar con la frase “si no tiene pan, que coman pasteles”, con lo que remato los ejemplos.

El hombre vulgar por lo general, se deja dominar por los vicios, sobre todo el de la pereza y como es perezoso, no quiere aprender nada nuevo. Le aburre leer (ya dijimos que no lee ni la carátula de la Biblia) y es curioso verlos parados frente a los kioscos de periódicos donde piden a otro que les lean los titulares y les explique qué significa eso, para después lucirse en las cantinas repitiendo lo que han escuchado, con la solemnidad de un catedrático, repartiendo sandeces con más rapidez que el Coronavirus contagiando su virulencia. Por eso no es absurdo afirmar que el peruano tiene los conocimientos que les el kiosco de periódicos.

La Pandemia demostró que nuestros gobernantes son del tipo conocimiento vulgar, vicioso, dominados por la pereza. Ninguno desde el Presidente, hasta el funcionario de más bajo nivel, ha realizado labores fuera del escritorio donde reposan todo el día, esperando la hora de tragar o libar a sus anchas, desatando su verborrea en las “reuniones de trabajo”, en el restaurante de moda –pagados por el Estado- al que no podría acceder con dinero de su peculio.

Todo lo aprendieron en el escritorio de alguna dependencia gubernamental, apoltronados o atornillados en el asiento, de tal modo que ninguno tuvo la más remota idea de qué hacer para atender un “estado de emergencia” y como no sabían qué es útil para atender a los posibles contagiados por el Covid 19, copiaban de los noticieros, las acciones que realizaban los países del primer mundo y lo replicaban hasta el hartazgo, en los medios de comunicación, cuyas editoriales habían sido previamente compradas con dinero del erario.

No hubo una acción que responda a las reglas del buen pensar y las acciones aleatorias se sujetaban a las ideas descabelladas e impensadas del Presidente de la República, quien se creyó que era el único que podía pensar en todo el país, y nos atosigó con sus disparates, con autoridad de profesor de educación inicial, que no llevaron a ningún fin, siendo imposible que pueda ocultarse el fracaso de su gobierno, que causó más daño que el mal gobierno de Alan García, el terrorismo de SL y MRTA, el terremoto de Pisco y el Fenómeno del  Niño Costero del 2017 juntos.

Si hubiera tenido creatividad de estadista, hubiera demostrado su conocimiento del pueblo indígena y activado el sistema de juntas vecinales –tipo ayllu- para que sea el jefe de cuadra quien reciba la ayuda del gobierno y la reparta entre los más necesitados de la cuadra, y organice el sistema de defensa contra el Covid 19, de tal manera que los alcaldes ladrones no se roben la plata y en lugar de conglomerar a la gente frente a los bancos, para recibir una miseria, el jefe de cuadra reparta alimentos y medicinas adecuada, proporcional y diligentemente, pero eso es mucho pedir a un mediocre, incapacitado para gobernar.

A partir del conocimiento de los últimos presidentes que han gobernado el Perú, tenemos el perfil del hombre vulgar.

El hombre de conocimiento vulgar se cree experto en todo, que nada le es desconocido, y como es trivial, repite lo que todo el mundo sabe, equiparan el arte grotesco con las obras de Leonardo o Dalí. Llevados por sus pasiones comparan la música con que se festeja el sepelio de una madre muerta, con una sinfonía de Beethoven o una ópera de Verdi. Para él, los sabios son “sabihondos”, el profesional un “creído sabelotodo”, los militares son “mercenarios”, la policía “polizonte”, de tal manera que se burla de todos, hasta de Dios, rebajando a los que poseen conocimientos por encima de las burdas generalidades o muletillas -que repite sin parar, como  por ejemplo el “esfuerzo”, que tiene pegado a la lengua Vizcarra, o el “hecho aislado” de Fujimori - en venganza porque los excelentes afirmaron, luego de cada una de sus trivialidades y dicharachos (dicho de borracho): “ya lo sabía”; lo que para el vulgar es la peor de las ofensas, pues denuda su nadería, vulgaridad e ignorancia, por lo que se hace enemigo irreconciliable y toma como arma la mofa.

Como el vulgar busca el halago, le agrada sentir un insignificante instante de altivez, aunque sea como vocal de un club de barrio, termina por burlarse del que lo desacreditó, restándole importancia a sus dichos, con la esperanza de ganarse los elogios de la masa, por la mofa que hizo del prójimo. La masa, a su vez, prefiere el conocimiento vulgar al tecnológico, al científico o al filosófico. Y lo peor de todo, es que no quiere hacer ningún esfuerzo por salir de ese estado deplorable.

Los hombres de conocimiento vulgar, son como Isacar[5] y se conforman con saberse creados por Dios, para exigirle que les de todo, y si Dios no se los da, lo “castigan” haciéndose ateos; otros llaman a Satanás para pactar con él, y la mayoría recurre al Estado para que asuma la obligación de proveer todas sus necesidades, por lo que se convierten en escuderos, adulones, serviles, zalameros, rastreros, celestinas, felpudos o guardaespaldas, del gobernante de turno y si el político, que goza de niveles de gobierno del Estado, no cumple con satisfacer sus necesidades, se vuelven enemigos del Estado o de la sociedad, y se dedican a arrebatar de su prójimo, por medios violentos, lo que necesitan, con total menosprecio de las leyes, la policía, jueces y demás medios de represión, para “castigar” a la sociedad y al Estado. Algunos pocos, que aprendieron las arterías políticas, se lanzan a la aventura política y si tienen suerte, encuentran el medio ideal para robar sin riesgos, sea cual sea el cargo que llegan a alcanzar en sus avatares.

Como dice el  dicho: “la ociosidad es la madre de todos los vicios”, por lo que el perezoso se vuelve mentiroso (para engañar al prójimo y obtener de él todo lo que necesita, con tal de lograr sus fines) y el mentiroso se vuelve estafador (para seducir al prójimo o al Estado y  lograr que le entreguen lo que necesita) terminando por hacerse ladrón (consigue lo que quiere por asalto), de lo que fluye que el perezoso es inútil para la sociedad y al final de su degradación social se vuelve delincuente, por lo que la sociedad tiene que segregarlo del ámbito del grupo social, recluirlo en lugares apartados, o votar por él, ya que de inútil, ha pasado a ser dañino. Y la masa tiene propensión por un sentimiento negativo de destruirse, o destruir lo que puede serle útil, como dice Ortega y Gasset.

Otra de las características del hombre de conocimiento vulgar es que comunica  a todos, sus estados emocionales o sus pasiones. Cuando están alegres o tienen una fiesta en su domicilio, ponen la música a todo volumen para que los vecinos gocen con su alegría. Su cerebro no alcanza a comprender que los demás tienen una vida independiente, alejada de sus pasiones o caprichos personales y que el bullicio les molesta. Acostumbrados a vivir en el escándalo, no entienden por qué los otros quieren menos ruido y que se molesten ante la manifestación de su jolgorio., en lugar de aceptar compartir sus ganas de seguir “chupando”, bailando, o tragando.

Se niegan a entender que sus emociones deben guardarlas para sí como hace la gente civilizada, pero por el contrario, echan la culpa de sus excesos a los otros: “¡Envidiosos! Son envidiosos”, “por eso se mortifican y quieren silenciarme”. Son los otros, los que no piensan ni sienten como él, los culpables de su infelicidad, lo que abunda en el incremento desmedido del resentimiento social.

EL CONOCIMIENTO TECNOLÓGICO.

El conocimiento tecnológico, es el que tiene toda persona que además del uso sano de sus cinco sentidos, tiene claro lo que elige como objeto de su conocimiento y así conoce las diferencias entre lo útil, lo inútil y lo dañino. El que tiene el conocimiento tecnológico cultiva una especialidad, aprovecha lo que es útil, desecha lo que es inútil y evita lo que es dañino.

La persona con conocimiento tecnológico viene a ser un experto en determinada actividad humana. El técnico suma a sus cinco sentidos la virtud de la observación para conocer el objeto de su especialidad y además posee el talento para obtener el mayor provecho de las herramientas que utiliza, para que su talento obre en beneficio de los demás. Tiene la destreza para convertir en real lo que el científico piensa o inventa.

 La pandemia del Coronavirus puso en evidencia la importancia del conocimiento tecnológico y nos dejó otra experiencia. Todos los países demandaban respiradores artificiales, por lo que como efecto de la ley de la oferta y la demanda, se produjo escasez y sobreprecio del producto, lo que motivó que la mayoría de países desarrolle su tecnología y comenzaron a construir sus propios respiradores, con los cuales se pudo atender a un mayor número de personas infectadas.

En Perú, el Presidente Vizcarra, luego de pasados los 90 días de someter a los peruanos a detención domiciliaria, tuvo el gesto honesto de aceptar que los empresarios privados –a los que había hecho víctimas de su resentimiento social-le donen casi un centenar de respiradores, convencido que la estrategia dictada por su conocimiento vulgar no fue eficiente para atender a los infectados, replicando el dicho: “los inteligentes previenen, los estúpidos se lamentan”, siendo el caso que en cada aparición en televisión, lo veíamos rodeado de sus ministros, lamentando cada fracaso, denominando “errores” a su falta de capacidad para gobernar.

El conocimiento tecnológico se obtiene mediante la observación o experiencia obtenidas de muchas situaciones semejantes. Es un peldaño superior al conocimiento vulgar o popular, al que se ha agregado un ingrediente especial que el conocimiento popular no tiene. El que posee conocimiento tecnológico se llama técnico. El operario de una fábrica textil, tiene conocimiento de lo que es una trama, una urdimbre, la diferencia que hay entre uso y huso, etc., que no se da en el conocimiento vulgar.

El carpintero sabe para qué sirve un atornillador, utilizando correctamente cada herramienta para su propósito, lo que no ocurre con el sujeto de conocimiento vulgar.

El albañil conoce las proporciones que componen la mezcla de concreto a utilizar en las distintas etapas de una construcción, lo que no sabe la persona de conocimiento vulgar, que echa el cemento y la arena a como caiga y no se determina por la consecuencia de sus actos, por lo que no responde por los desniveles de un muro o la caída de un edificio y no siente ningún temor ante el riesgo de accidentes que lesionen o cobren la vida de sus amigos o familiares.

Cuando un sujeto de conocimiento vulgar llega a gobernar un país, es obvio que no sabe qué es la democracia y “clava los tornillos a martillazos”, es decir, impone su parecer por encima del orden social y del orden público, lo que trae como consecuencia la destrucción o perversión del sistema, con el consecuente dominio sobre los otros órganos del Estado, que establecen los contrapesos que limitan los arbitrios del autócrata, cacique, o dictador.

En Perú, la falta de conocimiento tecnológico y científico de nuestros politiqueros, ha degenerado en gobiernos despóticos o sea, sin respeto alguno por la separación de poderes, lo que deja en evidencia la necesidad de exigir que los políticos tengan como condición para gobernar, el conocimiento y praxis de las reglas del buen pensar.

EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

El conocimiento científico es un atributo propio de la persona que tiene sanos sus cinco sentidos, poseen una especialidad y además los caracteres de la sabiduría y de la inteligencia, como por ejemplo: aptitud para analizar lo que se pone ante su vista para su conocimiento, a lo que se agrega los ingredientes de creencia, verdad y prueba, propuestos por Platón en relación con el conocimiento; a lo que se debe agregar los atributos de la sabiduría: perspicacia, justicia, juicio, rectitud, sagacidad, conocimiento y capacidad para pensar.

Quien formula una afirmación debe de creer en la misma. El conocimiento que se expresa debe de ser necesariamente verdadero y deberá existir pruebas que certifique la veracidad de dicho conocimiento. Esto significa que el conocimiento científico es un conjunto de hechos verificables.

El Covid 19, demostró que el gobernante peruano Vizcarra, carecía de conocimientos científicos, que se desprende de sus afirmaciones aleatorias: “Estamos evaluando”, “depende de los resultados que observemos durante este período”. “Estamos pensando en prorrogar el toque de queda”, “Después iniciaremos el proceso de recuperación de la economía”, de lo que sigue -por obligación- que el gobierno no podía -de ninguna manera- determinarse antes que se produzcan los resultados del azar, al que se sometieron todas sus especulaciones, por lo que no pudo promulgar ninguna ley de carácter general y abstracta, que ordene las acciones que deberían seguir autoridades y población, respecto al tema Coronavirus, lo que deja en evidencia que el Presidente asumió una responsabilidad para la cual no estaba preparado, usurpando las funciones de los responsables del sector salud y que vengo a resaltar en este ensayo para que jamás se vuelva a gobernar de manera improvisada, acientífica y artera, como actúan nuestros gobernantes, cada vez que somos afectados por alguna calamidad, en que lo único cierto, es que se aprovechan para beneficio personal y lucrativo, toda declaración de emergencia, cuyo efecto inmediato es la eliminación de concurso de precios o licitaciones para efectuar las adquisiciones de bienes y servicios, a capricho del gobernante de turno.

Esa forma de actuar de los gobernantes de Perú, nos lleva a afirmar que no hay conocimiento científico en el caso de no haber verdad en la afirmación y esta no puede ser considerada verdad si no existe la prueba que lo verifique.

Para tener conocimiento científico se requiere ser observador, o sea tener más desarrollados los sentidos: del oído, de la vista, del tacto, etc., para saber escuchar, ver y tocar lo que está fuera de la mente del observador, pero también ser analítico, para estudiar con objetividad los hechos que tiene ante su vista, escucha o toca en el ambiente en que se encuentra. 

El conocimiento científico es más exigente que el tecnológico, ya que no todos los conocimientos aportados por disciplinas científicas pueden considerarse en sí mismos científicos, como por ejemplo, la aplicación de las “pruebas rápidas” para establecer los datos estadísticos en vías de controlar al Covid 19.

La razón de esta diferenciación es porque para que un conocimiento sea científico necesariamente debe obtenerse a partir de un método estructurado, habitualmente llamado método científico. De la observación se pasa a la formulación de las hipótesis que habilitan la comprobación experimental, que es condición sine qua non, para la elaboración de leyes que expliquen los fenómenos del mundo[6].

El científico explica la causa y efectos de los fenómenos que se han producido, utilizando fundamentos razonables y experimentales, consecuentemente el conocimiento científico es eminentemente explicativo.

Por ejemplo, la pandemia del Covid 19, dejó en evidencia que el gobierno peruano no sustentó sus medidas de prevención en base al razonamiento científico, sino que sujetó toda su estrategia a un antojadizo manejo político, apoyado en el conocimiento vulgar o popular, que confió en que con 15 días de aislamiento, sin comprar medicinas, pruebas moleculares, oxígeno y respiradores, contratar más médicos o acondicionar hospitales de campaña, se acababa el problema “a martillazos”.

La consecuencia fue que el pueblo inicialmente confió y  apoyó las disposiciones demagógicas, erráticas o imprevisibles del Gobierno de Martín Vizcarra, sin que exista una ley general y abstracta que ordene las acciones idóneas o eficientes para que se enfrente la pandemia con el aporte de todos los sectores, en pro del bien común para lograr la paz social en salud. Contra la razón del pensamiento científico, el gobierno logró imponer su arbitrio “a martillazos” y con eso sugestionó a las mayorías populares, que apoyaron las medidas demagógicas (hasta en un 96 por ciento de los encuestados) la misma que atacó a la minoría de pensantes científicos, que pedían más prudencia.

Siendo el caso, que terminados los 90 días de confinamiento social, los perjudicados le dieron la razón a los expertos que exigían al gobierno la obligación de someter el procedimiento de emergencia a una ley general en que conste cuál es la planificación, cuántos son los contagiados y cuántos los muertos que se calcula serán los afectados y científicamente vaticinados, para que sea posible medir los resultados de las medidas gubernamentales y no estar sujetos al azar, la conveniencia o el arbitrio del Presidente. Cuál era la estrategia desarrollada, los sectores comprometidos y la entidad encargada de su cumplimiento, qué espera el Estado de sus ciudadanos y cuál es el aporte que deben prestar, para la consecución del fin perseguido y cómo se han determinado los valores preferidos en dicha planificación.

Nada de esto existe, ni siquiera en el momento que estoy escribiendo este ensayo y creo que tampoco existirá cuando usted lo esté leyendo, lo que explica por qué la población perdió la confianza en el gobierno y fracasó el diseño acientífico, apolítico, antisocial y antieconómico de Martín Vizcarra y sus áulicos, todos incapaces para gobernar en situación de emergencia.

En la práctica, el único que tenía conocimiento de lo que había de hacerse era el Presidente Vizcarra, quien iba sacando disposiciones a la medida que se cuestionaba sus decisiones, luego de cada una de sus conferencias de prensa diarias que ofrecía para aparecer como el “vencedor político” de la pandemia en el Perú, a puros “martillazos” (se relaciona con el nombre “Martín”), con los que mantenía sugestionados por su “eficacia” a la población de conocimiento vulgar.

La falta de conocimiento científico del Presidente de Perú, no le permitió discernir cuál era la mejor opción para superar el problema, por lo que primó su arbitrio y en base a su conocimiento popular, impuso a los demás sus ideas erráticas, obligando a sus áulicos a que se muestren con el bozal puesto, para que todos sepan que el único con derecho a hablar era él y si autorizaba hablar a alguno, debía leer lo que les había impuesto.

El Presidente, aprovechó que la falta de civilización de las masas, las impulsa a vivir arrebañados, que la masa es proclive a la pandilla, la collera, el barrunto, el clan, la argolla, la comunidad, el grupo y con la misma irresponsabilidad con la cual disolvió al Congreso opositor, desarregló el orden social y el orden público, descomponiendo la  unidad y fraternidad de los ciudadanos, prometiendo ventajas crematísticas para todos, pero entregándoles bonos de manera diferenciada, en favor de sus simpatizantes, adulones y cortesanos y en desmedro de los más pobres, sometidos a detención domiciliaria -impuesta con el poder del fusil de las fuerzas armadas y policiales- a la desocupación por despido abusivo, a la inanición por imposibilidad de trabajar de manera independiente y al abandono más inhumano que se pueda imaginar, como si hubiéramos sido invadido por una potencia extranjera, que dejó patente la discriminación estatal en contra de los otros, de aquellos que no se sometieron al yugo, lo que trajo como consecuencia el choque entre las creencias cosmogónicas del indio y la felonía de los limeños, sometidos a las costumbres cortesanas de la Colonia, acostumbrados a vivir de las propinas del gobierno, ahora denominadas “bonos”, que los impulsaba a insultar a los provincianos que tienen otra concepción de la vida, alienados por periodistas que prefirieron cobrar un sueldo, que ver la realidad.

En el Perú, prevalece el inconsciente colectivo colectivista, comunitario o comunista que heredamos del Tahuantinsuyo, que prevalece sobre el egoísmo propio del adulón capitalino, colonialista o cortesano, que facilitó la sobrevivencia de los criollos, los 3 siglos de dominación española y permitió hacerse del poder por las casi dos centurias posteriores a la independencia del Perú.

De esa colisión entre lo ancestral andino cosmogónico y el egoísmo mercantilista europeizado del limeño, surgió en pleno Siglo XXI, la descomposición de la sociedad peruana, promovida desde Palacio de Gobierno, y la difusión de los periodistas pagados con dinero del erario, que terminó por dividirnos y así, bajo el imperio del “divide et vinces”, Martín Vizcarra y sus áulicos se mantuvieron en el control centralista gubernamental, cobrando sus remuneraciones al Estado por su inoperancia, ineficiencia y sin sentidos –a los que Vizcarra solapó bajo el término “errores”, mientas exigían al pueblo el “máximo esfuerzo” de tener que sobrevivir sin  un trabajo que garantice su sustento y el de su familia, sin dinero para pagar los servicios básicos, ni para comprar sus alimentos, sin alimentos para reparar sus fuerzas y sin fuerzas para ser sometidos a detención domiciliaria y sometidos a detención domiciliaria, sin saber por qué.

Ese estado de cosas que despertó las reminiscencias del Estado colonial esclavista, segregacionista y explotador, que los perseguía para experimentar con ellos, la razón de la sinrazón que un virus, con letalidad no mayor al 1% de la población, decida paralizar un país de casi 33 millones, sólo para poder disponer a su libre arbitrio de los fondos públicos, para agudizar las tensiones sociales y justificar un gobierno dogmático jurídico, terminaron por agotar la mansedumbre de los más pobres, quienes decidieron rebelarse ante el capricho gubernamental y volver a casa y así, por miles, abandonaron Lima y retornaron a sus pueblos ancestrales, donde viven pobres, pero con dignidad.

Esa fue una soberana decisión en reacción contra el terrorismo del Estado y de los adulones del Presidente, sea ministros, políticos o criollos, que presionaron agresivamente para imponer a los demás, lo que suponen una sociedad moderna, sobre las costumbres ancestrales de los otros integrantes del grupo social, a los que consideran como sus peores enemigos, esto es, los otros peruanos, los que no piensan, ni sienten, ni se visten, ni  hablan, ni viven, igual que los cortesanos limeños y limeñizados del Perú.

Nadie llegó a comprender que existe un orden social, ni menos, entender la necesidad de contar con un orden público, como sustento imprescindible para que pueda existir una nación, en la cual todos aporten para el desarrollo del país en que han nacido y crecido. Esas diferencias sociales que proliferaron en las redes, dejó la evidencia que nuestros paisanos carecen de conocimiento científico para entender qué es el Derecho y que la cultura del Tahuantinsuyo grabó en el inconsciente colectivo, la obligación del Estado de satisfacer todas las exigencias del pueblo, pues entre nuestros ancestros, no existía ni propiedad, ni vida privada; que todo era para uso y disfrute común, que la forma de intercambio era el trueque, el trato directo en ferias pueblerinas, que el pueblo es el que manda. Eso está metido en las entretelas del cerebro y el alma del hombre andino, que es imposible de sacar.

Los “errores” del gobierno, dejaron en evidencia la disolución social, iniciada desde el Estado, y de otro lado, que el pueblo no tiene la inteligencia para ejercer su poder, por lo que permite que se le sugestione por quienes se erigen como sus gobernantes -no siempre por elección popular- por la artería, la traición, el fraude, el chisme y las borracheras, lo que trae como consecuencia que de la noche a la mañana, cambian los patrones de conducta de la  masa, así  como de los receptores de sus aplausos y si no les dan lo que quieren, se convierten en enemigos de quienes poco antes eran objeto de sus zalamerías, tal como se han hecho enemigos de esas personas inteligentes, de pensamiento científico, que les hacen ver sus errores.

El Presidente Vizcarra, se desempeñó como gobernador de Moquegua, de lo que se infiere que proviene de un ambiente en que predomina el conocimiento vulgar, y se aprovechó del entorno plagado con gente como “Richard Swing”, y otros chismosos, borrachos, cínicos y estafadores, que sólo piensan en tragar -tragan todo lo que encuentran, sin ningún límite a sus apetitos- y cuyo inconsciente colectivo tiene como fondo el dicho popular: “que te mantenga el Estado”, y por eso adquieren gran cinismo y en base a ese conocimiento prometió dádivas a favor de toda esa especie de ciudadanos, para mantenerlos a la expectativa, inmovilizados en su domicilio, esperando la limosna estatal denominado “bono”.

Pero pronto, la masa descubrió la farsa, se convenció que ningún ladrón roba para beneficiar a otros, que los rufianes de la política estatal roban para beneficio propio, lo que se dio con total desparpajo en el gobierno de Vizcarra, quien administró el dinero del Estado a su gusto y a placer de todos los cómplices del gobierno, quienes repartieron los bonos entre sus respectivas camarillas rufianescas, de familiares, amigos y los colaboradores de la campaña electoral que los puso en el gobierno, a los que se obligaron a pagar el favor, con dinero del erario, con muy contadas excepciones.

Luego de difundirse entre la población el despilfarro gubernamental, que convidó al festín a los medios de comunicación en despojo del Estado, como el diario “El Comercio” que atesoró un bife de 38 millones de soles, a “La República” que le tocó una cabeza de lomo de 9.5 millones, a “Latina” que se tragó un pernil de 23 millones, a “RPP Noticias” que levantó unas patitas de 7 millones, y casi 100 millones que devoraron otros medios de comunicación social de poca monta, a lo que se agregó la repartija partidaria de las tripitas, bofe y otras menudencias, entre las familias de los ministros y otros prosélitos, quedando demostrado que el Perú es el reino del “no derecho”, cuyo efecto inmediato fue que la masa abandonó la inmovilización social, para buscarse un medio de vida por cuenta propia.

Tal realidad, dejó en evidencia que la falta de orden social y de orden público, es dañina para el Estado y que la violación de las reglas del buen pensar, conduce al fracaso cualquier tipo de planificación. En Jeremías podemos leer[7]: “Esto te pasa porque eres un pueblo estúpido, que  no  me conoce. Ustedes son hijos tontos y sin inteligencia, que saben hacer el mal y no el bien. Lo que es una sentencia absoluta, que deja en evidencia que los pueblos sin inteligencia, jamás podrán realizar sus proyectos, o mejor dicho, no tienen buenos proyectos, porque no piensan bien.

Luego de la revolución cubana, el “Che” Guevara vino a Sudamérica para impulsar la revolución continental que rompa las cadenas de la injusticia social, pero tarde se dio cuenta que una de las características de la masa de conocimiento popular es la traición, contra todo tipo de idealismo. “La democracia no se come”, dijo Velazco Alvarado y en época de Fujimori, su adulón, el cardenal Cipriani, para justificar las injusticias del sátrapa, llegó a decir: “Los derechos humanos son una cojudez”.

Tarde se dio cuenta el “che”, que más consistencia tiene el hambre, que el ideal de libertad. Nunca llegó a entender que la lucha por la democracia es una cojudez, y pagó con su vida esa falta de conocimiento sociológico, sufriendo la traición por parte de la misma gente por la cual luchó, creyendo que podía librarlos de la opresión y desatar toda clase de yugo, sin haber tomado un previo conocimiento de la forma de pensar de esa gente que esperaba redimir.

Por no leer la Biblia, no comprendió que el que nació para esclavo, solito mete la cabeza en el yugo y gusta vivir sometido a la opresión, antes que al hambre, como antes pasó con Datán, Abirón y Coré, conocidos hebreos que murmuraban contra Moisés, para volver a Egipto, porque consideraban que la esclavitud era buena, porque no les faltaba que comer.

Asimismo, hay quienes piensan como lo hacía la alta clase social judía, que asesinó al Ungido, alegando que era preferible que muera un solo hombre, antes que ser aplastados por las águilas romanas y ahora, en este siglo XXI, muchos peruanos, se sometieron a las barbaridades de un gobernante carente de conocimientos científicos, que les impuso a todos los peruanos el yugo de su capricho como gobernante novel, quien ostentosamente, se “zampó” a tomar decisiones en materia de salud, sin saber lo que hacía, llenando de trivialidad, lo que exige un conocimiento altamente especializado. Lo malo es que así lo decía y repetía, con todo cinismo: “Es una enfermedad nueva, de la cual no sabemos nada” y si no sabía nada ¿Por qué hizo, todo lo que hizo?

¿Cuál fue la razón eficiente, el conocimiento científico, que motivó que Vizcarra, paralizara todo el país, sometiéndonos a ricos y pobres a un sacrificio jamás antes visto, sin saber cuál era la posibilidad de que todos seamos contagiados y cuantos morirían, sin posibilidad de una curación natural, solos, como ha sucedido siempre que hemos sido atacados por virus o pestes que -casualmente- vienen de China?

Tomando en consideración que el conocimiento científico es eminentemente explicativo: ¿Con qué clase de conocimientos podría explicar que haya cientos de miles de personas que se curaron sin atención de los médicos de los establecimientos de salud, del ataque de un virus con una letalidad inferior al uno por ciento del total de la población, como lo demuestran los datos estadísticos?

¿Cuál fue la razón para que Vizcarra desatara un terrorismo de Estado, más terrorífico que las guerras mundiales y los atentados terroristas que sufrió el país? He ahí, las razones por las cuales es peligroso entregar el gobierno de un país, a gente que carece de las reglas mínimas del buen pensar, lo que para la salud de la humanidad, jamás se deberá repetir, ni debemos permitir y que es la razón por la cual escribo este ensayo. 

EL CONOCIMIENTO FILOSOFICO.

El conocimiento filosófico es el que tiene la persona que además del uso sano de los cinco sentidos, una especialidad y el razonamiento analítico, metódico y sistemático,  tiene curiosidad por obtener una respuesta que clarifique el porqué de todas las cosas.

El conocimiento filosófico tiene origen en el razonamiento más elevado que nace de observar, leer, estudiar, investigar, analizar y someter a un estudio crítico, los diferentes problemas que la vida propone al hombre, en pos de la verdad. Así, mientras el conocimiento científico es explicativo de los fenómenos, la filosofía es especificativa o aclarativa de los  problemas que la civilización propone al hombre. Y es especificativo, porque aborda un problema específico, al que se dedica a dar  una respuesta verdadera, no especulativa, porque al adentrarse en el conocimiento filosófico se abre una multitud de interrogantes, que aparecen en la nebulosa del conocimiento y muchas de las cuales, distraen la atención del cognoscente, que, en muchos casos, lo desvían del fin perseguido y de esa manera, se dificulta identificar cuáles son los valores preferidos, para motivar una respuesta coherente o congruente, en relación con la proposición adecuada, que responda a las preguntas.

El objetivo del conocimiento filosófico es la creación de nuevas ideas, conceptos o proposiciones, que, a su vez, permitan desarrollar nuevos conocimientos. Además, también permite entender cómo han aparecido ciertas ideas, proposiciones o reflexiones, es decir, encontrar la verdad de su origen, por qué  y para qué, buceando entre la nebulosa de conocimientos, para aclarar o clarificar las vías específicas que conduzcan a la verdad.

La comprensión de ideas, proposiciones, conceptos o reflexiones, que permite el conocimiento filosófico, nos ayuda a especificar cuáles son ajustadas a la realidad y cuáles son falsas, cuáles contienen contradicciones, en qué casos son repeticiones, y todo lo demás, del propio conocimiento (o discurso) filosófico. Es decir, el cognoscente estudia el conocimiento, sus bases y estructura.

Además, el conocimiento filosófico tiene otra función: conocer la realidad como es y no la que se nos muestra, por parte de los manipuladores de la verdad, y además, entenderla. Otro de sus objetivos primordiales es analizar la manera que las personas tenemos de razonar, de pensar y de responder a las clásicas preguntas de la filosofía. Por otro lado, intenta especificar qué método debe usar la filosofía, especificar qué contenidos debe abarcar y especificar el lenguaje que debe utilizar.

CARACTERÍSTICAS: Al igual que la ciencia, el conocimiento filosófico es 1. Sistemático: esto quiere decir que el conocimiento filosófico está ordenado según una serie de parámetros. 2.  Analítico. El conocimiento filosófico analiza y entiende la realidad, los propios conocimientos, de forma analítica y detallada. Precisa especificar las categorías, conceptos, temáticas y teorías particulares. Tiene como finalidad especificar un tema concreto, para analizarlo con detalle. 3. Racional, porque desarrolla su estudio a través de la lógica y la razón, o sea que el filósofo realiza su estudio crítico, desprendido de cualquier pasión o emoción. La razón es la herramienta básica de los filósofos, que le facilita acceder al conocimiento y entenderlo. 4. Histórico, porque el conocimiento se vincula a un período de la historia, que debe ser actual. En ese contexto se incluye hechos históricos determinados, que a su vez trate de un contexto social, político, económico, etc. Es decir, no se trata de un conocimiento atemporal. 5. Global, porque este conocimiento engloba toda realidad posible, vale decir, diferentes disciplinas, ciencias o ámbitos de estudio, lo que significa que es holista, que trata el tema de estudio como un todo integrado. 6. Crítico. La crítica se utiliza en filosofía para responder a preguntas específicas, para despejar dudas, para desvelar misterios,  para descubrir la verdad. Es una herramienta que permite aclarar las contradicciones que se presenten en el fluir del conocimiento filosófico, así como para pensar con mayor grado de objetividad. Antes se pensaba que la filosofía era el amor a la sabiduría, pero tal concepto, corresponde al sabio. La filosofía es el amor a la verdad.

Por encima de todos esos conocimientos, está la fe.

Sin la fe, el hombre es un cuenco vacío. Una botija seca tirada en el suelo, fuera de la bodega. Un objeto inservible para la obra de Dios, algo inútil para el Derecho. Un ser insignificante que pasó por el mundo sin dejar huella.

El conocimiento científico es explicativo. El científico entiende el fenómeno y explica lo que ha pasado para que se produzca y plantea las posibilidades de su control. El sujeto de conocimiento vulgar que se “zampa” a explicar lo que sólo está facultado para el científico, es un tonto, un necio que habla sólo porque sabe hablar, sin tener el más remoto concepto del fenómeno.

El conocimiento filosófico es especificativo, en el sentido que contiene conclusiones idóneas que dan respuesta a problemas específicos que plantea el diario vivir. El sujeto de conocimiento vulgar que pretende dar respuesta a los problemas que sólo el filósofo puede responder, se comporta como un tonto.

Pero, el que tiene fe, confía en que existe Dios, creador del Universo, de quien nace todo, de quien viene todo, de quien recibe todo y a quien vuelve todo, después de haber cumplido su misión aquí en la Tierra. Así lo afirmó Jesucristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Lo cual fue completado en el Evangelio según San Juan.

¿Cómo tener un buen juicio?

En la Biblia obtenemos algunas proposiciones dignas de tomarse en cuenta, tales como: “…Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio” (2 Timoteo 1:7)

Muchos viven pensando que son intelectualmente inferiores, que nacieron así y que siempre serán así. El problema de creérselo es que empiezan a vivir de acuerdo a su creencia. No porque sea cierto, sino porque piensan que es cierto. Dios nos hizo de tal manera que cuando nos convencemos de algo, actuamos en consecuencia. Por ejemplo, podemos actuar tontamente porque creemos que somos tontos o actuar sabiamente porque creemos que somos sabios.

Dios nos ha dado “buen juicio”, lo que significa que pensamos con cordura. No hay nada que edifique tanto la fe, como actuar en base a la Palabra de Dios.

El espíritu de “buen juicio” que Dios declara habernos dado, significa “cuerdo, prudente, racional, lógico, realista y razonable”. Incluye características como:

1) Tener dominio propio. Esto es, no dejarse sugestionar ni dominar por influencias externas, ya sean de las personas, las circunstancias, los impulsos, las emociones, intelecto o el miedo. Aun cuando se encuentre con problemas difíciles de resolver, permanece anclada en la verdad mostrada por Dios.

2) Tener discernimiento. Vale decir, la facultad mental de distinguir sabiamente entre alternativas. Distingue entre la realidad y la fantasía, entre el bien y el mal, entre lo eficaz y lo ineficaz, entre lo que merece la pena y lo que no. El discernimiento es la facultad que nos hace capaces de tomar buenas decisiones en situaciones difíciles. 

3) Estar bien enfocado. La persona de buen pensar se proyecta hacia el objetivo deseado. Como unos lentes bien enfocados, minimiza las distorsiones y sobrepone a las deficiencias ópticas, la incertidumbre y la confusión. Una vez fijado el objetivo, el buen juicio ayuda a concentrar toda esfuerzo en alcanzar el objetivo señalado.

4) Ser organizado. El buen pensar exige utilizar un método, que debe ser organizado con el principio lógico causa-efecto. Se preocupa por alcanzar la meta predeterminada, mediante una serie de pasos encadenados que contribuyen a la consecución de tal propósito.

Estas características conducen a cambiar la manera de pensar: Aquellos que no ordenan bien sus pensamientos acaban siendo víctimas de ideas y sistemas dañinos para el desarrollo del buen pensar. (que los criterios ajenos, no corrompan tus buenas costumbres)  Es difícil encontrar un profesor que enseñe a pensar por sí mismos a las personas, ni ellas se han propuesto la tarea de expandir su mente, proceso que dura toda la vida. Al no hacerlo, son dependientes de los pensamientos y las opiniones de otros. En lugar de enfrentar los asuntos de forma razonada, se limitan a mantenerse dentro de lugares comunes, a llenar su vida de reglas, leyes, disposiciones, programas y mitos triviales.

En relación con el “buen pensar”, Jaime Balmes, en su obra “El Criterio”, completa muy bien las proposiciones sobre este tema, que debemos tomar en consideración: “El pensar bien consiste: o en conocer la verdad o en dirigir el entendimiento por el camino que conduce a ella. La verdad es la realidad de las cosas. Cuando las conocemos como son en sí, alcanzamos la verdad; de otra suerte, caemos en error. Conociendo que hay Dios conocemos una verdad, porque realmente Dios existe; conociendo que la variedad de las estaciones depende del Sol, conocemos una verdad, porque, en efecto, es así; conociendo que el respeto a los padres, la obediencia a las leyes, la buena fe en los contratos, la fidelidad con los amigos, son virtudes, conocemos la verdad; así como caeríamos en error pensando que la perfidia, la ingratitud, la injusticia, la destemplanza, son cosas buenas y laudables.”

“Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer la verdad, es decir, la realidad de las cosas. ¿De qué sirve discurrir con sutileza, o con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la realidad? Un sencillo labrador, un modesto artesano, que conocen bien los objetos de su profesión, piensan y hablan mejor sobre ellos que un presuntuoso filósofo, que en encumbrados conceptos y altisonantes palabras quiere darles lecciones sobre lo que no entiende”.

“A veces conocemos la verdad, pero de un modo grosero; la realidad no se presenta a nuestros ojos tal como es, sino con alguna falta, añadidura o mudanza. Si desfila a cierta distancia una columna de hombres, de tal manera que veamos brillar los fusiles, pero sin distinguir los trajes, sabemos que hay gente armada, pero ignoramos si es de paisanos, de tropa o de algún otro cuerpo; el conocimiento es imperfecto, porque nos falta distinguir el uniforme para saber la pertenencia. Mas si por la distancia u otro motivo nos equivocamos, y les atribuimos una prenda de vestuario que no llevan, el conocimiento será imperfecto, porque añadiremos lo que en realidad no hay. Por fin, si tomamos una cosa por otra, como, por ejemplo, si creemos que son blancas unas vueltas que en realidad son amarillas, mudamos lo que hay, pues hacemos de ello una cosa diferente.

“Cuando conocemos perfectamente la verdad, nuestro entendimiento se parece a un espejo en el cual vemos retratados, con toda fidelidad, los objetos como son en sí; cuando caemos en error, se asemeja a uno de aquellos vidrios de ilusión que nos presentan lo que realmente no existe; pero cuando conocemos la verdad a medias, podría compararse a un espejo mal azogado, o colocado en tal disposición que, si bien nos muestra objetos reales, sin embargo, nos los ofrece demudados, alterando los tamaños y figuras.

“El buen pensador procura ver en los objetos todo lo que hay, pero no más de lo que hay. Ciertos hombres tienen el talento de ver mucho en todo; pero les cabe la desgracia de ver lo que no hay, y nada de lo que hay. Una noticia, una ocurrencia cualquiera, les suministran abundante materia para discurrir con profusión, formando, como suele decirse, castillos en el aire. Estos suelen ser grandes proyectistas y charlatanes.

“Otros adolecen del defecto contrario: ven bien, pero poco; el objeto no se les ofrece sino, por un lado; si éste desaparece, ya no ven nada. Éstos se inclinan a ser sentenciosos y aferrados en sus temas. Se parecen a los que no han salido nunca de su país: fuera del horizonte a que están acostumbrados, se imaginan que no hay más mundo.

“Un entendimiento claro, capaz y exacto, abarca el objeto entero; le mira por todos sus lados, en todas sus relaciones con lo que le rodea. La conversación y los escritos de estos hombres privilegiados se distinguen por su claridad, precisión y exactitud. En cada palabra encontráis una idea, y esta idea veis que corresponde a la realidad de las cosas.

La fe produce emoción, compromiso, energía -características que ayudan a triunfar-. Si te gustaría poseer tales cualidades, entonces ten expectativas más altas y haz que sean acordes a las promesas de Dios. “…Todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido, y lo tendrán” (Marcos 11:24), por lo que la fe hace que no se cambie la forma de actuar, sino la forma de pensar. El hombre de fe, renueva tu mente a diario con la Palabra de Dios, porque la lectura de la Biblia es la que más influye positivamente en la vida de quien la lee, imbuyéndole una mente limpia, una conciencia buena y una fe verdadera.

Cristo, pues, nos enseña a pensar bien, y no con palabras, sino con el ejemplo. Seguir a Cristo, en toda discusión de palabras, significa despejar el camino de toda interferencia, que impida ver la realidad, aclarar las propias dudas y especificar el  porqué de cada acción y reacción en las relaciones interpersonales.

En el caso del diálogo entre Cristo y Pilato, se nos dio un ejemplo de humildad. Si un hermano peca, corríjalo a solas, así demuestras tu amor al prójimo y no lo corrijas para lucirte ante los demás.

 

 



[1] Salmo 37:7

[2] Lucas 22:67

[3] Proverbios 27:22 La Biblia Lationamericana. Ed. Paulinas. Madrid. España LXXVI Ed.

[4] Mateo 18:15

[5] Génesis 49:14 (un burro huesudo que vive echado entre dos establos, como vio que el descanso era bueno, y la tierra agradable, inclinó su espalda a la carga,  y se resignó al yugo de la esclavitud)

[7] Jeremías 4:22

martes, 8 de septiembre de 2020

MODELO APELACIÓN SENTENCIA PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA

 

EXPEDIENTE N° 00250-2017-0-1411-JR-CI-01

ESPECIALISTA. DR. CESAR SASIETA FAJARDO

ESCRITO Nº: 7

SUMILLA: APELA SENTENCIA RES. N° 20

 

AL JUZGADO ESPECIALIZADO EN LO CIVIL DE PISCO.

PEDRO JULIO ROCCA LEON abogado de RENE  XXXXX, en los autos sobre PRESCRIPCION ADQUISITIVA seguidos con SUPERINTENDENCIA NACIONAL DE BIENES NACIONALES, dice:

Que, habiendo sido notificado el primero de setiembre de 2020, en mi Casilla SINOE 7821, con la Resolución N° 20, de fecha 29 de mayo de 2020, Sentencia, constando que no acata la suspensión de actividades y plazos procesales, dispuestas por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial mediante Resoluciones Administrativas N° 115-2020-CE-PJ, N° 117-2020-CE-PJ, N° 118-2020-CEPJ, N° 061-2020-P-CE-PJ, N° 062-2020-P-CE-PJ, N° 000157-2020-CE-PJ, y demás ampliatorias y modificatorias, con el fin de causarnos perjuicio, presento  el recurso impugnatorio de apelación, con objeto que el superior en grado, luego de examinarla, la revoque, conforme a los fundamentos siguientes:

1°.- AGRAVIOS QUE PRODUCE LA RESOLUCIÓN N° 20 –SENTENCIA.

1.1 Se ha vulnerado el derecho a la tutela procesal efectiva, el debido proceso y la motivación de las resoluciones judiciales, que garantiza el artículo 139° incisos 3) y 5) de nuestra Constitución Política.

1.2 Se ha violado el artículo 50° numeral 6) del Código Procesal Civil, que impone el deber del juez, de respetar el principio de congruencia.

1.3 Se ha violado el artículo 103° in fine de nuestra Constitución, que no ampara el abuso del derecho, desde que no se ha resuelto todos los puntos controvertidos, obrando con temeridad y mala fe, para perjudicar a la demandante y favorecer a la demandada.

1.4  En consecuencia, es evidente que se ha resuelto con falta de capacidad para interpretar y razonar jurídicamente, no respondiendo al perfil del juez, como dispone el artículo 2° numeral 2) de la Ley 29277, de la Carrera Judicial, con el fin de causar daño a la demandante, por lo que es obvio que se ha sometido el proceso a un juez que carece de imparcialidad, conocimiento del derecho, lo que significa la violación del debido proceso como un derecho continente, que comprende, diversos derechos fundamentales de orden procesal. A este respecto se ha afirmado que: “(...) su contenido constitucionalmente protegido comprende una serie de garantías, formales y materiales, de muy distinta naturaleza, que en su conjunto garantizan que el procedimiento o proceso en el cual se encuentre inmerso una persona, se realice y concluya con el necesario respeto y protección que de todos los derechos que en él puedan encontrarse comprendidos.” (STC 7289-2005-PA/TC, Fj. 5). El tribunal Constitucional  también ha señalado que el derecho al debido proceso, en su faz sustantiva, “se relaciona con todos los estándares de justicia como son la razonabilidad y proporcionalidad que toda decisión debe tener” (STC 9727-2005-HC/TC, Fj. 7).

2.- ERRORES DE HECHO QUE CONSTA EN LA SENTENCIA.

2.1 “Se ha vulnerado el derecho a la tutela procesal efectiva, el debido proceso y la motivación de las resoluciones judiciales, que garantiza el artículo 139° incisos 3) y 5) de nuestra Constitución Política.”

2.2 Si la tutela procesal efectiva, según el artículo 4° de la Ley N° 28237, se entiende como “aquella situación jurídica de una persona en la que se respetan, de modo enunciativo, sus derechos de libre acceso al órgano jurisdiccional, a probar, de defensa, al contradictorio e igualdad sustancial en el proceso, a no ser desviado de la jurisdicción predeterminada ni sometido a procedimientos distintos de los previstos por la ley, a la obtención de una resolución fundada en derecho.” Y, en el caso concreto, el juez ha resuelto sin respetar los derechos constitucionales de la demandante, como se aprecia de sus afirmaciones:

 2.2.1 “De la prueba documental que presenta como medio de prueba del sustento de su defensa técnica que obra de folios 11 a  25 (declaraciones juradas de autoavalúo, recibos del pago del impuesto, liquidación de deuda tributaria)  NINGUNA  de ellas acredita  el ejercicio de  la  posesión por parte  de  doña ALEJANDRINA MORALES CRISÓSTOMO, por lo consiguiente no acredita la tradición de la posesión que invoca en su demanda.

* Tal criterio no es conforme con la ley, la doctrina ni la jurisprudencia, que en forma unánime afirman: “El artículo 896° del Código Civil define la posesión como “el ejercicio de hecho de uno o más poderes inherentes a la propiedad”, de lo que fluye una interpretación perversa de la ley.

* Asimismo, la afirmación del juez Alfredo Alberto Aguado Semino, constituye una grosera violación del artículo 122° del C.P.C. que dispone: “Las resoluciones contienen: 3. La mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución con las consideraciones, en orden numérico correlativo, de los fundamentos de hecho que sustentan la decisión, y los respectivos de derecho con la cita de la norma o normas aplicables en cada punto, según el mérito de lo actuado;" Por lo que la afirmación del juez, deviene arbitraria, al no haberse expresado cuál es la ley que lo faculta para hacer afirmaciones pueriles.

2.2.2 En efecto, la inspección judicial de folios  159 a  160, con la intervención del perito judicial Ingeniero Civil  Efraím Jorge Arce Arce, en el inmueble de la litis, donde se constata su ubicación y sus principales características, acredita la posesión de la demandante, con actos de dominio en calidad de dueño, pues se ha verificado que existe un taller de carpintería, con vestigios de trabajo de años de antigüedad, con madera depositada seca por el Sol. Al ingresar, el juez constató que la puerta fue abierta por la demandante, con llave propia, sin oposición de ninguna persona, pese a que los vecinos salieron a las puertas de sus casas, para ver lo que pasaba, sin poner sobre aviso al juez, o a la PNP, de una posesión ilegítima. Si esa no es una circunstancia de hecho, que acredita la posesión en calidad de dueño, entonces no existe el instituto de la posesión.

2.2.3 En cumplimiento del artículo 506° del CPC., la demandante hizo publicaciones en los diarios CORREO, y EL PERUANO, en el año 2017, lo que no generó oposición de ninguna persona natural o jurídica, privada o pública, lo que acreditó la posesión pacífica, pública y en calidad de dueño, (animus domini) de la demandante, lo que no ha sido correctamente valorado por el juez.

2.2.4 La demandante declaró que en el año 1958, contrajo matrimonio con don FRANCISCO AQUILES YALLI MORALES, y desde ese momento comenzó a vivir con su suegra Alejandrina Morales Crisóstomo, y al fallecer se quedó como única poseedora del inmueble, por lo que tiene posesión desde tiempo inmemorable por acumular a su posesión los años de posesión de su nombrada suegra y los de ella por lo que tiene posesión por más de 60 años, por lo que en la actualidad tiene derecho originario a la propiedad por usucapión ya ganada por lo que no queda otro camino que declarar jurídicamente la prescripción adquisitiva de dominio para regularizar un hecho en el cual ostento la calidad de propietaria en forma originaria, pacifica, publica y continuada por más de 60 años, con la voluntad de tratar el inmueble como suyo. (animus domini).

2.2.5 El Recibo de agua de folios 30 a 31, es un documento público, que acredita que la demandante posee en calidad de dueña, manteniendo vivencia en el inmueble sub Litis, bajo el principio de que quien prueba poseer en tiempo antiguo, prueba poseer en tiempo intermedio y prueba poseer en la actualidad, demuestra el animus domini.

2.2.6 La Constancia de antigüedad de servicio de suministro de Electro Dunas de fojas 32, es un documento público, que acredita que la demandante  es clienta desde el año 1990, lo que demuestra que posee en calidad de dueña, manteniendo vivencia en el inmueble sub Litis, pues el suministro sólo puede instalarse con la constancia de compra venta o arrendamiento del inmueble.

2.2.7 La Constancia de cliente otorgada por EMAPISCO de folios 33, es un documento público, que acredita que la demandante posee en calidad de dueña, manteniendo vivencia en el inmueble sub Litis.

2.2.8 La Copia de acta de nacimiento de folios 34, acredita que la demandante posee documento público que acredita tener posesión real del inmueble sus Litis, en el año 1963, con lo que se prueba haber poseído antes, ahora y en el tiempo intermedio.

2.2.9 La Certificación de numeración del inmueble de la litis de folios 35,  es un documento público cuya existencia no se puede negar, con el cual se prueba la posesión real pública, pacífica y en calidad de dueña.

2.2.10 Igualmente, los documentos: Certificado Catastral del inmueble de f fojas 36, Certificado de zonificación del inmueble de fojas 37, Copia de certificado de posesión de folios 38, Copia de certificado de posesión de folios 39, Certificado de posesión de folios 39, son documentos públicos, que demuestran posesión en calidad de dueña, de la demandante.

Como se puede comprobar, los medios probatorios acreditan que la posesión de la demandante es continua, pacífica y pública, sin que exista una relación de dependencia por arrendamiento, o cualquier otro título a favor de tercero, lo que demuestra incontrastablemente que la posesión cuenta con el animus domini.

2.2.11 Contrariando los medios probatorios actuados en el proceso, el juez aduce: “El acta de nacimiento de folios 34, perteneciente a don MARTIN AQUILES YALLI, si bien acredita el nacimiento de dicha persona ocurrido el día 8 de septiembre de 1963, y que el padre declaro como domicilio el inmueble de la calle San Jorge N° 454 de la ciudad de Pisco, y como madre a doña RENEE MENDOZA, si bien acredita que en aquel momento la demandante vivía en el inmueble de la litis, lo que es denominado corpus, es el caso que no acredita domini, es decir,  que la demandante este en posesión del inmueble ejerciendo los derechos de propietario, el artículo 950 del Código Civil, exige que se desarrolle la conducta como propietaria.”

2.2.12 Violando el artículo I de Título Preliminar del C.P.C[1]. el juez afirma: “El Certificado de Numeración  de  folios 35, de fecha  20 de septiembre del 2015, está referido a la numeración actual del inmueble materia de la prescripción el que se identifica en la actualidad “Calle Alipio Ponce No. 454 de la ciudad de Pisco” antes calle San Jorge No. 454, tampoco acredita posesión por parte de doña ALEJANDRINA MORALES CRISÓSTOMO y de la demandante doña RENEE GLADYS MENDOZA VDA. DE YALLI, como propietaria del inmueble de la Litis. Sin explicar cuál es la  motivación que conduce a la afirmación “tampoco acredita la posesión”, ni cita cuál es la ley que la ampara, cometiendo vicio de nulidad que sanciona el artículo 122° numeral 3) del C.P.C.[2]

2.2.13 El juez arguye: “De igual modo el certificado Catastral de folios de fecha 29 de septiembre del 2016, tampoco acredita el ejercicio de la posesión a título de propietaria  ya sea a nombre de doña Alejandrina Morales Crisóstomo y de la demandante doña Renee Gladys Mendoza Vda. De Yalli”, demostrando incapacidad para razonar e interpretar el caso concreto, como dispone el artículo 2° inciso 2) de la Ley 29277, ignorando lo que significa posesión, como cuestión de hecho, por lo que el documento sólo sirve como medio para probar el hecho: Que existe un inmueble y que está en posesión de una persona, y no para acreditar el ejercicio de la posesión, puesto que el ejercicio se constata con la observación, con lo que se violó el artículo 122° numeral 3) del C.P.C.

2.2.14  Y así, el juez pervierte el derecho, decidiendo que los medios probatorios que acreditan el hecho: “la demandante posee el inmueble, actuando en calidad de dueña, por lo que las instituciones públicas le han otorgado los documentos que la acreditan como ocupante en forma continua, pacífica y pública del inmueble ubicado en la calle San Jorge N° 454, Pisco.

2.2.15 En realidad, el juez ha adoptado, a priori, la decisión de denegar justicia, falseando la verdad, afirmando cosas que ninguna otra persona se atrevería a sostener, so peligro de ser considerado como una persona con problemas cognitivos, negando la realidad, pues los jueces, en su sano juicio, VALORAN LOS MEDIOS  PROBATORIOS EN SU CONJUNTO, utilizando su apreciación razonada; y en la resolución solo se expresa las valoraciones esenciales y determinantes que sustentan su decisión[3]; y no pieza por pieza, como ha hecho el  juez Alfredo Aguado Semino, lo que deja en evidencia la violación del artículo 197° del C.P.C. y su falta de capacidad para razonar e interpretar jurídicamente en el caso concreto[4], por lo que Jeremías  (Cap. 21), les ha  dicho: “11. A los magistrados del rey de Judá le dirás: Servidores de la dinastía de David, oigan lo que les dice Yavé; 12.éstas son sus palabras: Hagan justicia correctamente, cada día, libren al oprimido de las manos de su opresor; de lo contrario mi cólera va a estallar como un incendio y no va a haber nadie para apagarlo."

2.3. Se ha violado el artículo 50° numeral 6) del Código Procesal Civil, que impone el deber del juez, de respetar el principio de congruencia, que fluye de la falta de congruencia entre lo que hemos pedido, la ley aplicable y lo resuelto, denegando justicia, valorando los medios probatorios de manera perniciosa, que deja en evidencia la corrupción en la administración de justicia, que el juez Alfredo Aguado Semino, practica en su juzgado, utilizando medios carentes de valores, para perseguir el fin de la injusticia, como se desprende de la valoración prueba por prueba, sin cumplir con hacer la valoración conjunta de los medios probatorios que obran en el proceso.

2.4 El juez no ha resuelto todos los puntos controvertidos, obrando con temeridad y mala fe, para perjudicar a la demandante y favorecer a la demandada, incurriendo en el vicio del razonamiento "saltus in concludendo" (Precipitación por obtener la conclusión) que según Mixán Mas, se da, cuando existe precipitación por obtener la conclusión y se concreta cuando durante el procedimiento de demostración, de la argumentación no se agotan todas las etapas del discernimiento necesario y suficiente para el caso, así como cuando se omite considerar críticamente las proposiciones contrarias o hechos discordantes; pero, no obstante esa deficiencia, se decide la conclusión.

“Para no incurrir en esta incorrección se requiere evitar omisiones o también saltos innecesarios durante la demostración o la argumentación. Se debe discernir también sobre hechos y propuestas contrarios que sean relevantes. Se incurre en esta incorrección cuando, por ejemplo sin antes haber agotado la  investigación o sin valorar todas las pruebas o valorando deficientemente éstas, se apresure la conclusión afirmando –como en este caso. que la posesión no es posesión argumentando, falazmente, que los medios probatorios que acreditan el estado de posesión del inmueble de manera continua, pacífica y pública de la demandante, no es posesión. Lo que constituye una aberración jurídica, que los numerales 3) y 4) del artículo 122° del C.P.C. la declara nula de pleno derecho, con el agravante, que al haber resuelto falazmente el primer punto controvertido, se cree que tiene derecho a declarar resuelto los demás puntos controvertidos, lo que no es más que un abuso de poder, en agravio de la demandante.

Entonces, no cabe duda que se ha violado la tutela procesal efectiva y el debido  proceso, que garantiza el artículo 139°, numeral 3) de nuestra Constitución Política.

3.- Se ha violado el artículo 197° del C.P.C. que obliga a la valoración conjunta de los medios probatorios. La valoración es una operación mental sujeta a los principios lógicos que rigen el razonamiento correcto. La lógica formal ha formulado cuatro principios: 1) principio de identidad, 2) principio de contradicción, 3) principio de razón suficiente, 4) principio de tercero excluido. Los pilares de un razonamiento correcto se explican a través de dos principios: de veracidad y racionalidad. Además, la motivación de una resolución judicial supone una justificación racional, no arbitraria, de la misma, mediante un razonamiento no abstracto sino concreto.

Esa justificación de la resolución deberá incluir: a) el juicio lógico que ha llevado a seleccionar unos hechos y una norma; b) la aplicación razonada de la norma, y, c) La respuesta a las pretensiones de las partes y sus alegaciones relevantes para la decisión.

En general, tenemos que control de logicidad, esto importa la verificación del razonamiento del juzgador. Si bien es potestad reconocida al juez superior, es vital el análisis de la aplicación de los principios lógicos, a efectos de evidenciar con mayor certeza los casos de Irrazonabilidad de los pronunciamientos en los casos en que se presenten. Es menester enfrentar, contener y la corrupción del pensamiento de jueces negligentes en el cumplimiento de sus funciones, entre ellas, la emisión de sentencias arbitrarias, que exceden el límite de la capacidad interpretativa que el ordenamiento jurídico otorga al arbitrio del juez. La categoría de sentencia arbitraria se encuentra muy vinculada con la aplicación de los principios lógicos en la elaboración del fallo.

En tal sentido, el juez ha resuelto  erróneamente el primer punto controvertido, en forma arbitraria y faltando al octavo mandamiento de la ley de Dios, tomando como base esa solución arbitraria del conflicto de intereses intersubjetivo, “que la demandante no es poseedora del inmueble sub Litis”, supone la solución de los otros puntos controvertidos, sobre todo el que importa a esta parte: “3.- Determinar si es procedente declarar fundada la demanda de prescripción adquisitiva de dominio a favor de la demandante y ordenar la inscripción del derecho de propiedad a su favor en el Registro de la Propiedad Inmueble de Pisco.”

 Estando al hecho concreto, que la demandante se encuentra en posesión pacífica, pública y continua del inmueble, mucho más allá de los 10 años, antes de la entrada en vigencia de la ley 29618 y que la ley faculta pedir la prescripción adquisitiva de dominio, sí procede declarar fundada la demanda, y no como ha resuelto el juez utilizando medio ilegítimos, aparentando un proceso legal, como fluye de los considerandos de la sentencia, expuestos por el juez.

En el numeral 4.15, el juez aduce: “De acuerdo con lo prescrito en el artículo 950  del Código Civil, (…) es pacífico admitir como requisitos para su constitución” estos requisitos de la posesión son concurrentes no excluyentes.

a)   La continuidad de la posesión. Es la se ejerce sin intermitencias, es decir sin solución de continuidad, etc.” Empero el juez no ha emitido una fundamentación motivada que concluya que su razonamiento acredita que la demandante no ostente posesión del inmueble del que reclama la prescripción, Luego el juez sostiene.

“Lo expuesto por la demandante no es aceptado por el juzgador, debido a que en primer término no ha demostrado con medio de prueba de fecha cierta el ejercicio de la posesión por parte de doña ALEJANDRINA MORALES CRISÓSTOMO, no hace referencia desde cuando tomo posesión del bien, o de quien lo recibe, tampoco demuestra que actos posesorios llego a realizar en el inmueble y si ejerció la posesión como propietaria” Tal afirmación colisiona con lo el propio juez en su considerando 1.2: “El principio de la motivación de las resoluciones judiciales, se consagra en el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución del Estado, por lo consiguiente en todo Estado Constitucional y Democrático de Derecho, la motivación debida de las decisiones de las entidades públicas –sean o no de carácter jurisdiccional- es un derecho fundamental que forma parte del contenido esencial del derecho a la tutela efectiva. Así, toda decisión que carezca de una motivación adecuada, suficiente y congruente constituiría una decisión arbitraria y, en consecuencia, será inconstitucional; la motivación suficiente es un parámetro  objetivo de ponderación de la motivación de las resoluciones judiciales que ha sido desarrollado en la doctrina y la jurisprudencia comparada, especialmente Constitucional, para establecer un canon de referencia que permita controlar las condiciones de validez de dicha garantía constitucional. Se entiende por motivación suficiente aquella justificación en la que cada afirmación está bien fundamentada en argumentos justificativos”; etc.

Y es el propio juez Aguado, quien afirma: “Si  bien  se  ha  acreditado  con  el  acta  de  nacimiento de folios 34, perteneciente a don MARTIN AQUILES YALLI, si bien acredita el nacimiento de dicha persona ocurrido el día 8 de septiembre de 1963, acredita estar residiendo en el inmueble de la litis, situación que refiere a ver mantenido durante el tiempo, por lo consiguiente dicha acta acredita el corpus, más no el domini cuya demostración requiere de la acreditación de determinados actos posesorios, de lo cuales se van a tratar cuando se analice el elemento del comportamiento de propietario”, Este es el meollo del asunto. El juez razona de manera errónea, contrario a todo criterio de justicia. El mismo juez afirma: “La prescripción adquisitiva supone la actividad de aquel a cuyo favor se cumple, puesto que reposa en la posesión que, como sabemos se concreta a través de la realización de actos materiales sobre el bien”. Y “En  consecuencia  el  fundamento  de  la prescripción adquisitiva, es  consolidar situaciones fácticas, como medio de favorecer la seguridad jurídica, liquidando situaciones inestables, dando certeza a los derechos y poniendo en claro la composición del patrimonio, con lo cual se propende a la paz y el orden social.” Y más adelante: “Hay posesión cuando una persona, por sí o por medio de otra ejerce de hecho uno o más poderes inherentes a la propiedad, independientemente  de que tenga o no derecho para ello.” De tal manera que por la pluma del mismo juez, dejo en evidencia la contradicción de sus dichos, por lo que la sentencia deviene nula de pleno derecho, por imperativo de los numerales 3) y 4) del artículo 122° del C.P.C., por cuanto el juez Aguado Semino, no ha fundamentado objetivamente, cómo es que la demandante no ha probado los actos posesorios que acrediten su comportamiento como propietaria del inmueble, y cómo es que no ha exteriorizado a través  de la realización de actos materiales sobre el bien que se pretende prescribir, su acción como propietaria y no ha fundamentado cuáles son los actos materiales exigidos por ley,  para que la demandante acredite los actos posesorios que llevan a la prescripción, como aduce injustamente el juez.

En verdad, esta parte ha acreditado que los derechos e intereses de esta parte, cuentan con la voluntad de la ley, el interés para obrar y la calidad, por lo que al declarar infundada la demanda se ha violado lo dispuesto en los artículos 896º, 898º,  900º, 907º, 912°, 914°, 950º, 952º, 2001º inciso 1),  del  Código Civil y el artículo 504º inciso 2) del Código Procesal Civil, por lo que al amparo de lo dispuesto en el artículo 122°, inciso 4, del Código Procesal Civil, al no haberse resuelto satisfactoriamente los 4 puntos controvertidos, la sentencia deviene nula.

POR LO EXPUESTO:

Al juzgado pido concederme el recurso.

ANEXOS:

7.A Cédulas de notificación.

7.B Pago arancel por apelación de sentencia

Pisco, 8 de Setiembre de 2020.



[1] Artículo I.- Toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con sujeción a un debido proceso.

[2] La mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución con las consideraciones, en orden numérico correlativo, de los fundamentos de hecho que sustentan la decisión, y los respectivos de derecho con la cita de la norma o normas aplicables en cada punto, según el mérito de lo actuado;"

[3] Artículo 197° del C.P.C.

[4] Artículo 2° numeral 2) Ley 29277.