lunes, 28 de mayo de 2012


LA PETROQUIMICA NO BENEFICIA A AGRIGULTORES ALGODONEROS POR FALTA DE UN GOBIERNO CON INTELIGENCIA PARA NEGOCIAR.
Por  falta de inteligencia en el gobierno,  la instalación de la PETROQUÍMICA  “NITRATOS DEL PERÚ” en la zona de amortiguamiento, en lugar de traer beneficios, perjudicará aún más al Perú.  El tema nos hace volver a los gobernantes indígenas, que cambiaron la suerte de nuestro pueblo, aceptando tiritas de tafetán y espejos a cambio del oro y la plata y la esclavitud de nuestra gente.
En la edición Nº 21 de la revista de difusión de NITRATOS DEL PERÚ, que he recibido de regalo, el 28 de mayo de 2012, leemos:”Estamos listos para realizar una gran inversión” Utilizando el término “inversión”, para disfrazar tras el biombo del mago, la verdadera palabra: “EXPLOTACIÓN” de nuestros recursos naturales. Y más abajo,  800 millones de dólares de confianza en el Perú. Aducen una expectativa de 120 millones de dólares al año de recursos a favor del Estado, pero, no dicen nada en relación a los beneficios que podría traer a los agricultores, pues ese beneficio se diluye en las bonificaciones o subsidios que debe pagar el Estado a favor de los agricultores productores de algodón Tangüis en los valles de la Región Ica.
Vamos a analizar qué brutos –por no decir imbéciles- son los que nos gobiernan.
Para hacer producir una hectárea de algodón Tangüis, el agricultor necesita semillas, cuyo precio, en promedio (todos los datos son de fuente oficial MINAG. DGIA. Dirección de Estadística) es de S/. 125.00, a lo que hay que agregar agua S/. 960.00 (incluye bombeo, porque de avenida es mucho menos) mano de obra S/. 2,500.00 en promedio, maquinaria S/. 850.00 en promedio,  pesticidas S/. 400.00 en promedio y FERTILIZANTES S/. 2,500.00. Como se aprecia el mayor gasto se produce en el ítem fertilizantes, de lo que podemos concluir que el vendedor de fertilizantes, él solo, se lleva el equivalente a todos los peones que prestan servicios de recojo, guardianía, preparación del terreno, siembra y labores culturales, juntos, que podemos promediar en total, unas cien personas.
Si comparamos el costo de producción, que en promedio suma S/. 7,500.00, con el precio de venta del algodón, S/. 120.00 por quintal y por hectárea, tenemos que el agricultor logra en situaciones óptimas, 70 quintales por hectárea (si cosecha menos, muere) a un precio promedio de venta de S/. 120.00 por quintal de algodón en rama, logrando en el mejor de los casos 8,400.00, por hectárea, por año de trabajo. Fácil es advertir una ganancia de S/. 900.00 por hectárea, en el supuesto que trabaje con su propio dinero, pero como los agricultores trabajan a préstamo, la utilidad se la lleva el prestamista y al agricultor no le queda ni para el té.
¿Cómo se puede revertir esa tremenda injusticia? Simple, reduciendo los costos y como el mayor costo es el de los fertilizantes, entonces, la solución sería que se construyan complejos petroquímicos, CON LA CONDICIÓN DE QUE SE VENDA EL PRODUCTO A PRECIOS BENEFICIOSOS PARA LOS AGRICULTORES Y NO A PRECIOS INTERNACIONALES. Sin embargo, el gobierno, poco inteligente y sin capacidad de negociación y sin amor alguno por su pueblo, NO HA NEGOCIADO ESTE ASPECTO DE LA PRODUCCIÓN PETROQUÍMICA.
Entonces, a la vista de los hechos concretos, la única beneficiada con la instalación de PETROQUÍMICA en Pisco, viene a ser NITRATOS DEL PERÚ, que tiene asegurado un mercado, en todos los agricultores, y que podrá comprar el gas a precio de ganga como empresa nacional, y venderá sus productos a precio de transnacional, sin que el Estado intervenga para bajar los costos de producción del algodonero.
Y la cosa es más grave aún, porque al instalar la PETROQUÍMICA en la Bahía de Paracas, utilizarán el agua de mar para enfriar sus usinas, lo que provocará grave daño a la pesca, degradando el mar a límites que nadie puede imaginar, pues al absorber el agua del mar, MILLONARIA EN FITOPLACTON, y pasarlas por sus alambiques de enfriamiento, calentarán el agua destruyendo todas las especies hidrobiológicas que pasen por esos tubos, devolviendo sus cadáveres al mar, lo que es un crimen de lesa humanidad, pues nuestros peces cada día tendrán menos alimento y el lecho marino se llenará de sedimentos necrosados, que al final traerá como consecuencia que la anchoveta (que desova en Paracas) y demás especies marina, se trasladen al sur, donde puedan encontrar fitoplacton para alimentarse.
¿Y qué hay al sur de Pisco, donde puedan hallar fitoplacton? ¡CHILE! Con lo cual demuestro que la instalación de una petroquímica, en Pisco, sí o sí, según declaración del traidor a la patria Alejandro Toledo, el traidor a la patria, Alan García y el traidor a la patria Ollanta Humana, no tiene otro objetivo que destruir la zona de protección marina de Paracas, para que los peces se vayan a Chile y así, asegurarse que la zona marina en disputa en La Haya, no los perjudique en su producción pesquera, porque no debemos de olvidar, que a diferencia de nuestros empresarios apátridas, el empresario chileno invierte en función país. Es decir, todos invierten pensando en el desarrollo de su propio pueblo, siguiendo la doctrina Portales, en tanto que los peruanos, como sucedió en la Guerra del Pacifico, cada quien lucha para su Santo o su caudillo.
Y volviendo al tema de los agricultores, un tip, para pensar. Ollanta no piensa en el problema agrario y no pasa por su magín las injustas relaciones de intercambio en el tema algodonero, en que al agricultor por un quintal de algodón de la mejor calidad del mundo, se la paga S/. 120.00 por quintal, y que éstos abastecen a una importante industria textil que genera al año US $2.000 millones de exportación y muchos nuevos ricos en el emporio de Gamarra, donde el quintal de algodón, adquiere precios astronómicos. Un kilo de algón es suficiente para producir cinco vestidos, al precio de entre cincuenta y cien nuevos soles cada uno, por lo que el empresario de Gamarra, gana cuatrocientos veces más que  el productor agrario, por cada quintal.
Con la finalidad de evitar que el sector algodonero continúe golpeado por el ingreso de hilados subsidiados de EE.UU. y la India, expertos recomiendan que el Gobierno impida de una vez dicha competencia desleal en el agro peruano, lo que lejos de importarle a Ollanta, nos abofetea a los peruanos, comprando a su querida “primera dama” vestidos que en promedio cuestan al Perú, entre 800.00 y 1,000.00 dólares cada uno. Y la “primera dama” nunca usa un vestido dos veces, o sea que cada vez que sale a la calle, sale con uno de estreno. Y entonces, tenemos Presidente que gasta 1,000.00 dólares en un cuarto de kilo de algodón y no quiere que al agricultor peruano se le pague –con criterio de justicia social, S/. 1,000.00 por quinientos kilos de algodón.
Peor aún, el Presidente no tiene inteligencia para gobernar y darse cuenta que más trabajo que la Petroquímica, da la agricultura, de donde viven más de 3 millones de familias en el Perú, por lo que un buen gobernante sabe que el algodón debe recibir un tratamiento especial ya que con este cultivo se puede enfrentar una estrategia de cambio climático porque consume menos agua comparado con el arroz, la caña, y otros y que en lugar de comprar vestidos para la “primera dama” se debería iniciar la promoción de venta del algodón Tangüis en el extranjero, con el objetivo de que los productores ganen más por la fibra, que yo pienso que debería ser S/. 1,000.00 por quintal, para ser justos.


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