viernes, 18 de mayo de 2012

PELICANOS Y DELFINES MUEREN POR CULPA DE GOBERNANTES MEDIOCRES


LOS PELÍCANOS Y DELFINES SE MUEREN POR CULPA DE GOBERNANTES MEDIOCRES.
El antiguo Código Penal peruano, nos calificó a la mayoría de salvajes y semicivilizados, como una forma de encubrir a los imbéciles.
Personalmente, he clasificado a los deficientes mentales en imbéciles, estúpidos e idiotas.
La base –imbéciles- son los que tienen retraso mental por mala alimentación en la infancia. Son los que toda su vida tienen una mentalidad de un niño de unos siete años.
Jurídicamente se nos enseñó que son seres que no pueden determinarse según la consecuencia de sus actos.
La parte media- los estúpidos- son los que además de una mala alimentación infantil, son hijos de padres alcohólicos, o hijos de madre y padre imbéciles, que sumaron sus genes en un nuevo ser. Toda su vida viven pegados a la mentalidad de un niño de dos años
Los idiotas, para mí, son la más grave de todas las deficiencias mentales, y se trata de problemas estructurales, congénitos. El ser nace con una deficiencia de origen y es irreversible. El ser humano no logró desarrollar la inteligencia y se quedó en el cerebro del feto. No desarrolló el mecanismo que lo integre a la vida social. Encapsulado en su propia existencia, no se abre a la realidad y vive su misterioso mundo interior, sin tomar conciencia de nada.
Ejemplos de cada tipo de deficiente mental, lo tenemos a diario en la televisión, en cuyos noticieros se confunde la realidad con la fantasía y no se sabe cuándo se informa un hecho real, de lo que es creación de un guionista. Uno de los últimos ejemplos de imbecilidad, lo tenemos en el caso del ministro Calle, que mentalmente está en la calle y es el botón de muestra del imbécil, el tipo que no puede determinarse según la consecuencia de sus actos. Firma un acta de sujeción a la dictadura Fujimontesinista, sin darse cuenta de cuáles serían las consecuencias para el futuro, pare él, solo existió el presente, y firmó. Luego, cuando al pasar el tiempo, se enfrenta a sus consecuencias, con la irresponsabilidad del niño, descubierto in fraganti en su malacrianza, no le queda otro recurso de gritar asustado: ¡Yo no fui! Y bueno, en un niño, puede pasarse por alto ese tonto medio de defensa. Pero en un viejo, como el general (r) (r= retrasado mental) guilber Calle, la afirmación ¡yo no firmé el acta de sujeción!, cuando todo el Perú lo ha visto firmar en la televisión, demuestra su falta de reflejos, su mentalidad de niño, su retraso mental para resolver un problema, que el tonto ni siquiera tuvo la duda de que algún día le reventaría en las manos. Ese tipo de retraso mental, es el común denominador de nuestro gobierno actual.
El problema de la mediocridad, fue in crescendo, desde que el APRA tomó el poder, en el primer gobierno de Alan García, cuando los imbéciles decidieron dar el voto a los analfabetos y de esta forma son los ignorantes los que deciden quién debe gobernar el país, y de este modo, los aptos, los idóneos, los ilustrados, la clase dirigencial, fue despreciada y la chusma es la que elige a sus representantes, para gobernar. Es como si en un hogar los padres decidieran que los hijos elijan a quien debe manejar a la familia y así, como el hijo menor es el más querido, se decide que el niño de cinco años mande.
Esa estupidez, la crearon los apristas, y desde ahí, cada día son más los retrasados mentales que asumen los niveles de gobierno, que a la larga, se someten a los grupos de poder –que tienen gente mejor preparada para todo- y de esta manera se ha creado dos Estados. El Perú real, del cebiche, el fútbol, la farra, el chisme, la droga y la corrupción, y de otro lado, el Perú ideal, de la inversión, la moral, las esperanzas y expectativas de un futuro mejor, que son la minoría o elite del país, que en su mayor parte, son despreciados, segregados, envidiados y vilipendiados por la mayoría de imbéciles y estúpidos que dominan en este país.
Es así que hasta ahora, no encuentran una explicación que despeje las dudas respecto a la muerte de pelícanos y delfines y con su retraso mental para dar una respuesta al problema, están afectando el Perú del cebiche, y con ello a los pescadores y todo ese amplio espectro del que depende un muy alto porcentaje de la población de la Costa.
Una teoría que se me ocurre, es que el problema nace en Paracas.
Resulta que los imbéciles que gobiernan, como piensan como niños, cedieron como tales, sin poder determinarse según la consecuencia de sus actos, y concedieron a unos muertos de hambre, la explotación de Camisea (la empresa se creó con un capital que no llegó al millón de Nuevos Soles) y permitieron que se enclave en la “ZONA DE AMORTIGUAMIENTO DE LA RESERVA NATURAL DE PARACAS” inicialmente con unos tanquecitos de almacenamiento, bien iluminados, y con un par de barquitos al mes para la exportación.
Pero los imbéciles, desde Toledo, en adelante, no se determinan por la consecuencia de sus actos, ignorando que los explotadores, son insaciables y depredadores, por lo que se descuidaron y al no existir mecanismos de control, Pluspetrol TRIPLICÓ, la capacidad de almacenamiento inicialmente autorizada y han instalado elementos luminosos, acústicos y paisajísticos altamente contaminantes en la bahía de Paracas, justamente en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Paracas. Es decir, sólo a un estúpido como Toledo, se le ocurrió poner en una zona de reserva ambiental, una industria altamente contaminante, pero eso es otra historia.
El tema es que en Paracas, está la cuna, el criadero, el desovadero, la incubadora, como quieran decirlo, de las anchovetas. En Paracas es donde se reproduce esta especie marina, porque aquí abunda el plankton y otras especies que permiten su alimentación, porque habían algas que permitían  que se reproduzca el plankton.
Bueno, al triplicar su capacidad de almacenamiento, la voracidad de los explotadores de Camisea se desbordó y ahora ingresan a la cuna de la anchoveta barcos gasíferos de gran capacidad que vienen desde distintos mares, cargados con agua de lastre y en lugar de arrojar el agua (con sus especies biológicas de otros ambientes) en aguas internacionales, la arrojan en la misma bahía de Paracas, con lo que han generado que especies raras, que no existían en nuestro mar, se reproduzcan de una manera geométrica, y hayan depredado la cuna de las anchovetas, y bueno, esas especies, todo el mundo lo sabe, cuando logran adaptarse a un ambiente nuevo, o desaparecen en el ambiente hostil, o se reproducen y se hacen dueños del nuevo ambiente y lo depredan.
Como la corriente de Humboldt  fluye de Sur a Norte, nadie puede negar que nuestras especies hidrobiológicas lleguen hasta la altura de Piura, donde choca con la corriente del Niño.
Volviendo al tema. Los barcos gasíferos de inmenso tamaño, hacen girar sus también inmensas hélices, y como están en la bahía, revuelven el fondo marino, que tiene metros de altura de los deshechos de plankton, fitoplankton, algas, conchas y todas las especies marinas durante miles de años, y ese lodo marino que estuvo por centurias, en reposo, ha fluido a la superficie y todos sus virus, bacterias y qué se  yo, que estuvieron enterrados, se los han comido los plankton y demás especies, así como los depredadores traidos por los barcos gasíferos, y bueno, creo que se ha generado una especie tóxica para los pelícanos y delfines, que no han podido sobrevivir, y no sabemos todavía, cuántas otras especies se están extinguiendo a causa de los depredadores.
De otro lado, la turbulencia que producen los barcos, ha levantado el lodo marino en reposo de la Bahía, por lo que no podemos saber.- por el momento- si ha alterado la salinidad y la temperatura de las aguas, y si tal alboroto ha producido cambios en la corriente peruana, y cuyos efectos, posiblemente, sean la muerte de pelícanos y delfines. Habría que estudiar el tema.
En fin, si los retardados mentales, no buscan personas que sepan, y se adelantan a los hechos, creo que es posible que en el futuro, tengamos peores efectos, que son consecuencia de la estupidez humana, predominante entre quienes nos gobiernan, salvo mejor parecer.  

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