viernes, 14 de diciembre de 2012

POR QUÉ SE CORRIGIÓ LA LEY HOMOFÓBICA DE LA PNP.


POR QUÉ SE CORRIGIÓ LA  LEY HOMOFÓBICA DE LA PNP.
Cuando mi perro estaba chico, lo sacaba a la calle con su traílla  Con el tiempo dejé de sacarlo a la calle, para que callejeara solo y se hiciera hombre, o mejor dicho perro, en todo el sentido de la palabra. Que vaya tras las perras cochinas, que se pelee con otros perros, se mee donde le de la gana, deje hijos botados por cualquier parte, sin ninguna obligación y se cague en la noticia. ¡Todo un hombre! Y además ¡Peruano!, digo ¡Perruno!
Ayer, me encontré la traílla y me dispuse a pasearlo como antaño. Cuando le estaba poniendo la traílla, se le salió el pene.  No es que se le salió del cuerpo y se cayó al suelo, No, eso no. Se le salió esa vainaza roja, gruesa y húmeda, o sea, para entenderlo bien ¡Se le paró! Como no se le para a Fujimori y por usar la lengua, ya ven lo que le ha pasado. La vieja aguantada de María Luisa, dice: “Usted no sabe lo que sufre el presidente. Si a usted le sale una ampollita en la lengua, busca que se le cure para poder comer sin que le duela” y el chino, por comérsela sin que le duela, le metía lengua y una ampollita de herpes se le pasó y ahí están las consecuencias.
Cuando vi al perro en esa disposición, llamé al veterinario para preguntarle ¿Este conchesumadre me verá como si yo fuera la Carlos Bruce? ¡Está huevón? Pero luego nomás, el veterinario  me sacó de la duda razonable. El animal reacciona ante sus estímulos primarios. Ha recordado la época en que usted lo sacaba a pasear y así como la campana de Paulov, ante la colocación de la traílla, se le ha despertado el placer recordando todo lo vivido con usted en sus paseos, sáquelo nomás a pasear y todo vuelve a la normalidad.
¡La puta!, dije yo. ¿Y como cuando me saco el calzoncillo, no se me para el pájaro, de pura emoción de todos los culos que me han paseado cuando estaba calato?
Pero, ese no es el tema que quería tratar, sino el fondo de la cuestión es que los seres humanos, como los animales, respondemos a los instintos primarios y en verdad, hay cosas que despiertan nuestros recuerdos y sentimos placer, o dolor, ante ciertas imágenes, que nos recuerdan la infancia, porque, en suma, somos la suma de todos los estímulos que recibimos en la infancia. La mano cariñosa de la madre acariciando al niño, después se refleja en la sensación de placer cuando te manosean la barriga o la espalda, según sea el caso. Es decir, cuando uno es hombre, te soban tanto la barriga, que el mayor placer, cuando ya estás viejo, es sobarte la panzota que te salió de tanto tragar. Mi hermano Manuel, por ejemplo, decía que su panza era su Banco y que en él tenía ahorrados unos dos millones de soles, en pura comida. Y yo le creo, aunque ahora todos sus ahorros se lo han comido los gusanos. ¡Millonarios los huevones!
Y ahora que leo que en la ley del cachaco Humala, que prohibe las relaciones homosexuales, escandalosas por si acaso, pienso si no se trata de reminiscencias cuarteleras, que el cachaco no quiere recordar, o si las recuerda, no quiere que las disfruten otros uniformados.
-¡Sargeeee! Dicen que ya no podemos salir agarrados de las manitas, porque nos pueden botar del servicioooo.
- ¡Cállese soldado! ¡No haga caso de las malas informaciones de periodistas afeminados! ¡Lea bien! ¡La ley dice que sólo se botará a los cabros escandalosos! ¡Escandalosos! ¿Escuchó? ¡Es-can-da-lo-sos! Así que ¡Siga así, solapa nomás, que no le va a pasar nada!
- ¡Madre Mía! ¡Bueno! ¡Pero qué pena que ya no vamos a poder chaparnos rico en el patrullero!
- ¡No sea usted tonto, soldado! ¿No se ha enterado que ya borraron eso de “escandaloso” con una fe de “Ratas”? Lo que el espíritu de la ley quiere es que su mujer no se entere de nada  de lo que hacemos en el cuartel, y nada más!
Y así, como dice la canción, “La vida, sigue igual”
La mariconada en los cuarteles seguirá como los que cantan la salsa favorita de los principiantes: “parece que me estoy acostumbrando, parece que me estoy acostumbrando”, o el vals “Debut y Despedida”, cantada por los Kipus: “Quédate sentada donde estas hasta el final de la canción como si nada..., piensa que a tu lado hay un control que puede malinterpretar ciertas miradas.”  Y en el mejor de los casos, “no me vuelvo a enamorar”, pero en la letra de Juan Gabriel y no de Julio Iglesias.
Y a propósito de las iglesias, se está difundiendo por todo el mundo que se acaba el 21 de diciembre por obra y gracia de los Mayas, que desparecieron del mapa hace más de 500 años, sin haber podido anunciar su propia desaparición, y por si acaso, dicen en las redes, se va a apagar todo sistema energético, de tal manera que no vamos a tener TV, Internet, radio, teléfono y todos esos adminículos que nos hacen la vida cómoda. Inclusive se recomienda no tener objetos metálicos cerca, porque la descarga energética, por el alineamiento solar y las llamaradas solares, pueden provocar serios problemas.
Hay que esconder al abuelito, que tiene marcapasos, porque se le puede parar el corazón o reventar la pila del aparato y lo van a encontrar con un hueco, en el pecho, después que pase el susto.
Los que tienen muelas postizas, mejor que se la quiten porque les puede provocar una descarga eléctrica y van a temblar más que epiléptico con mal de Parkinson.
Los que tengan clavos entre los huesos, ya saben, a ponerse a buen recaudo y mejor si se forran el miembro con un aislante, tecknopor, o cualquier cosa que los proteja de las descargas eléctricas. No vayan a utilizar asbesto, porque pueden arder, como el cojudo que en un desfile militar en Piura confió en los trajes que compra el ejército y se acercó a una bengala y ardió como antorcha de olimpiadas.
Pobrecitos los que tienen piercing de metal barato, porque el otro día el “zambo Pepe”, pasó por debajo de un cable de Alta Tensión y entró la estática por el piercing que tenía en la nariz, y le hizo cagarse el pantalón, porque los esfínteres no aguantaron el sacudón. Ahora ya no le dicen el “zambo Pepe”, sino “Negro Cagón”
Mi preocupación es por mi Tía Concho, que usa T de cobre, y si la alcanza alguna descarga electromagnética espacial, va a bailar el baile del caballo, sin música, pero igual, con las patas de saltimbanqui, sin poder parar. Yo no se sí el coreano PSY le irá a cobrar derechos de autor, pero, de que mi tía Concho va a bailar el baile del caballo, o mejor dicho de la yegua, ¡Lo bailará! ¿Y cómo le quedará a mi tía Concho, la concha, después de la descarga eléctrica en la T de cobre?, ¡Es la pregunta del Fin del mundo.!
Volviendo al tema, me he enterado que se ha suprimido la parte homofóbica de la Ley, mediante fe de erratas, de Ratas, querrán decir, porque estamos hablando de meter rata en forma escandalosa, o ruidosa, por eso es que se ha corregido la norma, porque ayer, los policías de servicio se han demorado en levantar, dizque, en la noche, un cabo y un alférez no los han dejado dormir, con ruidos que iban desde el schuchppsss, chuis, schucchpss, glam, glam, glam, hasta el ups, ups,  ups, choclok, choclok, choclok, hasta el raque, raque, raque, shitsss, shitsss, shitsss, ¡sposch!; en forma tan ruidosa, por espacio de tres horas, que los ha dejado con los sesos hechos puré, y las ojeras como las del papá de Ollanta, por lo que de inmediato se ha tenido que borrar la norma estúpida, para que todo vuelva a la normalidad y los policías tengan sus relaciones como antes, como  si fueran turrones “San José”  ¡Suaveeciiitooo! 

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