domingo, 25 de marzo de 2012

la traición es propia de la raza COBRIZA

LA TRAICIÓN ES PROPIA DE LA RAZA COBRIZA
Don Isaac Humala, se jacta de la supremacía de la raza cobriza, pero, "por sus hechos los conocerás" -dice la Biblia-  la conducta de la panaca gubernamental,  íntegramente cobriza, nos demuestra que tal supremacía no existe, sino, por el contrario, la raza cobriza carece de moral y la traición es consustancial con su propia existencia. La raza cobriza sucumbió en la historia, por las traiciones que existieron entre Huáscar y Atahuallpa y los generales de ambos, que, sumados al "Felipillo", facilitaron la entrada de los europeos en este reino cobrizo.
Para abreviar, destaco la traición de nuestros militares, que nos dejaron a nuestra suerte en la guerra del Pacífico y que los chilenos nos recuerdan con sorna. Cada tribu peleaba por su caudillo y nadie peleó por el Perú. Recientemente, recuero la traición de Morales Bermúdez a Velasco Alvarado, en Tacna, en 1975,  el vuelco total que ha dado Ollanta  Humala traicionando a sus electores, no cumpliendo ninguna de sus promesas, teniendo en cuenta su propaganda: "Tienes mi palabra", la cual también ha traicionado, lo que exalta su condición de traidor nato y contra sí mismo.
Hoy, el mundo es testigo de esa naturaleza traicionera de la raza cobriza, pues, si no querían que los albiones vengan al Perú,  desde un principio se lo hubieran hecho saber y rechazar cualquier contacto, pero no decir sí y no, esto es, aceptar que la nave de guerra venga a Perú y cuando ya estaba en alta mar, denegar su ingreso. Esa traición habla por sí sola.
A la panaca cobriza no les importa dónde podrán repostar combustible y alimentos los marineros  de esa nave guerrera en medio del  mar.
En estos días la Televisión nos ha mostrado a una mujer que tuvo dos hijos de un cachudo que científicamente no puede tener hijos y  al entrevistar a la fémina cobriza, ésta traidora, lejos de mostrar arrepentimiento, agrede verbalmente al traicionado.
Así pasa con los cobrizos que piden una oportunidad para trabajar y, cuando tienen remuneraciones para no morirse de hambre,  traicionan  al país, y se prodigan  en la coima, la malversación y el saqueo de las arcas del Estado. Sin ninguna clase de moral, la raza cobriza- ya está demostrado, no es la superior, sino la más envilecida de las razas que hay en el Perú.
Que les aproveche a los cobrizos Humala, en Ppalacio y en la cárcel, lo mismo da. Y que esta desenmascarada les sirva de campanazo de alerta a los capitalistas, para que se curen en salud, de la pronta traición que les depara la panaca de don Isaac

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